domingo, 30 de septiembre de 2007
jueves, 27 de septiembre de 2007
Eréndira Ikukinari
El planteamiento original de Eréndira Ikikunari está en advertir que las divisiones internas de los purépechas son el punto de arranque para entender cómo el invasor y a la postre conquistador aprovechó en su beneficio esa circunstancia histórica. En un mundo con un absoluto poder del hombre en cualquiera de sus roles; ya como jefe militar, cacique, esposo, guerrero, se propone una idea narrativa contradictoria de ese mundo patriarcal basada en una poderosa y la vez seductora leyenda purépecha de una mujer rebelde que rompió con lo establecido de la época. Cómo que una mujer fue capaz de enfrentar al tirano español, oponerse al tirano dentro de su propio pueblo, negar a una cosa que decía ser su esposo, y encima apropiarse de un caballo, aprender a montarlo y hacerse guerrera y no morir en el intento. Si esto no tiene un enorme valor cinematográfico, comprendido como tal, entonces es tiempo de rentar cualquier cosa que se ofrezca al dos por uno porque Eréndira es un personaje con mucho valor de contenido.
Es entonces Eréndira Ikikunari una interesante mezcla de Historia (aunque Historia oficial de vencedores en fragmentos tomados de diálogos escritos en el códice Relación de Michoacán) con la leyenda de tradición oral (la visión de los vencidos) para aportar con ello, desde un punto de vista cinematográfico, hacia la reconstrucción de un origen sin duda doloroso de lo ahora conocido como mexicano. Lo mexicano y su herencia cultural cargada de religión que ciertamente entró a sangre y fuego. Nunca sin olvidar que ese hecho también tiene su atenuante en la idea de las culturas prehispánicas para ver a los invasores como dioses –las máscaras en los personajes españoles lo acentúan de manera apropiadamente simbólica-. No se percibe intención de estigmatizar a los conquistadores más allá de lo de sobra aceptado y entendido.
Es posible encontrar en la película un ritmo por momentos desesperadamente lento. La explicación quisiera encontrarla en la vieja limitación de recursos en el cine mexicano, obligando en consecuencia al montaje estirar algunas escenas ligeramente por encima de lo necesario. Momentos que son justificados dentro de la trama por instantes peligrosamente los sentí abusivos para el interés del espectador. En contraparte debe destacarse la riqueza visual de toda la película –con recursos prestados del teatro-; paisajes naturales; escenografía apoyada en ruinas prehispánicas; intercalado con ilustraciones en gran formato del códice Relación de Michoacán en algunas tomas; personajes maquillados con gran colorido así como un vestuario para cada casta purépecha; utilización de máscaras tanto de forma simbólica como dentro de los rituales propios de la narración. Un muy buen trabajo de producción, maquillaje, vestuario, fotografía, plasmado con calidad en pantalla.
Eréndira descansó en la responsabilidad actoral de Xochiquetzal Rodríguez, quien no presenta una excepcional actuación que sin embargo cumple más que satisfactoriamente con las exigencias del personaje el cual obligó la memorización de diálogos en purépecha. Juan Mora decidió trabajar con algunos actores y extras no profesionales e indígenas practicantes del idioma, con un resultado limpio para el film que sólo otros hablantes del mismo idioma podrán juzgar si el resultado es completamente correcto. Me parece que para el espectador desconocedor del idioma resulta agradable al oído la posibilidad de escuchar hablar purépecha dando, además, un sentido de orgullo a todos aquellos que tengan la fortuna de conocerlo y por supuesto seguir defendiéndolo.
Un problema ajeno a la producción y realización del film pero común a la distribución es lograr que la exhibición de Eréndira Ikikunari se vea en las salas comerciales del país. El mismo oro que buscaban los conquistadores sigue siendo el principal motor que mueve a los distribuidores y exhibidores de las cintas. Vaya este comentario como una pequeña contribución para la difusión de una obra cinematográfica mexicana con muchas ganas de contar nuestra historia a pesar de los pesares.
Trailer del film:
Ficha Técnica:
Eréndira Ikikunari (México, 2007)
Guión y Dirección: Juan Roberto Mora Catlett; Dirección de Fotografía: Toni Kuhn; Cinefotógrafos: Alberto Anaya “Mándaro”, Daniel Arteaga, Rodrigo Montes de Oca, Antonio Ruiz, Jorge Suarez; Edición: Rodrigo Montes de Oca; Sonido: Enrique Ojeda; Música: Andrés Sánchez; Maquillaje: Julián Piza; Animación: HombreZoo.
Actores: Eréndira (Xochiquetzal Rodríguez); Nanuma (Justo Alberto Rodríguez); T'shue (Luís Esteban Huacúz Dímas); Timas (Roberto Isidro Rangel); Cuynierangari (Edgar Alejandro Pérez); Tangaxoan (Rubén Bautista); Anciana del Oráculo (Soledad Ruiz); Tía de Eréndira (Adelaida Huerta); Fray Juan Tapia (Sergio Gonzáles Pérez); Domingo Niño (Alberto García); Andamuqua (Ismael Marcelino); Petamuti (Marco Antonio Ortiz); Voz del Narrador (José Flores Martínez). Traductores al Purépecha: Ireneo Rojas, Lucas Gómez Bravo, Ismael García Marcelino. Coach de diálogos en Purépecha: Ismael García Marcelino.
35 mm, color, 1 hora 47 minutos.
martes, 25 de septiembre de 2007
Héctor García: Fotógrafo, La foto es la Foto
Hoy 25 de Septiembre a las 10 de la noche se transmite por canal 22 de televisión el documental sobre una leyenda viva de la fotografía mexicana: Héctor García. Su retransmisión es por el mismo canal el Domingo 30 de Septiembre a las 5 de la tarde. Para los afortunados en tener telera por cable y apasionados de la fotografía en su modalidad de fotoreportaje la invitación es no dejar pasar la oportunidad. El director y realizador del documento es Carlos Rodrigo Montes de Oca quien participó en la copruducción y edición de Eréndira Ikikunari (film al que le dedico un comentario más adelante).
viernes, 21 de septiembre de 2007
lunes, 17 de septiembre de 2007
Fox y Martita ya ni la burla perdonan
¿Cómo ves? (señala el ventanal que da al lago)
¿Crees que tengo algo que extrañar?
¿Para qué sirve saberlo? Nunca se ha tenido desconocimiento de que los expresidentes no están en la ruina económica. Al contrario. Entonces, ¿para qué decirlo? ¿Para qué gritarle al país con sus 40 millones de pobres que los Fox se la pasan de cachondeo? ¿Por qué presumirlo? ¿Cuál es el mensaje? Quizá uno de ellos sería que la politiquería mexicana sí deja y la invitación explícita a participar de ella. O que el país siempre ha sido un barril sin fondo y da a manos llenas a sus pocos privilegiados y beneficiarios.
Entiendo que algunas publicaciones le muestren al mundo de los ricos a sus ricos. ¿Qué hay de malo en eso? Hay muchas maneras de defender lo anterior; acaso libertad de comercio, libertad de expresión, especialización de nichos de mercado; como sea. Un periodismo que así se define tendrá en consecuencia sus lectores fieles. Gajes de la democracia. Pero de eso a que la pareja expresidencial se explaye de manera ofensiva con su riqueza –no me interesa precisar si es bien o mal habida- hay una diferencia de enorme importancia.
En la expresión popular se dice que el mexicano no quiere que le den, quiere que lo pongan donde haya. Es así como el viejo pensaba. Y es así como se le sigue trasmitiendo el mensaje al joven. Porque los enemigos políticos de Vicente Fox y Marta Sahagún entenderán entre líneas la decisión de estos para retratarse en una revista como Quién. Esos viejos códigos y señales perversas están por encima de la humillación al resto de los mexicanos y mexicanas. Que al fin y al cabo la gente ya se lo tiene por tragado; unos cuantos tienen todo y la enorme mayoría no tiene nada. La burla no es para los eternos políticos mexicanos –ellos ya se buscarán sus recursos para seguir sacando ventaja-, la burla es para todos los imbéciles que sin razonar degluten frases breves e insustanciales como el “gobierno del cambio” o ahora “el presidente del empleo” y su “México ganador”.
Ningún expresidente merece la pobreza, como debiera ser para cualquier mexicano. Lo despreciable de los Fox con la exhibición de su riqueza no radica en los bienes materiales que se empeñan miserablemente en mostrar. Es su poca calidad humana para entender lo que significa vivir en un país de desigualdades insultantes lo que los rebaja al nivel de méndigos. La mendicidad cotidiana de nuestras ciudades no es cosa que le interese a ningún expresidente. ¡Vamos México! habría que gritarle a las miles de parejas indigentes –cuando no sea el extremo de los solitarios- que en el día a día transitan por las calles con notable dignidad. Lo más seguro es que su pobreza no la sepan entender y mucho menos explicar, pero desde luego la sienten, la transpiran, la padecen con la incertidumbre de cada minuto.
En un crucero de la ahora centenaria ciudad de Torreón -con magnífica foto de cibermakis- el contraste entre la pareja Fox y la pareja del triciclo ¡Vamos México! -ese México que disimulamos no ver- toma distancia de la burla y encuentra explicación a la miseria de unos por lo miserable de otros.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Torreón 100 años
¡Hombre son cien años, se vale!
En cuanto a los discursos y las presentaciones oficiales dentro del protocolo hay poco que comentar. Lo destacable son los contrastes entre los diferentes personajes que hicieron uso de la palabra. El Presidente de
El que se va a llevar lo nota –como dicen los periodistas- y el que se ganó la historia, sin duda, es el gobernador de Coahuila el profesor Humberto Moreira Valdés. Discurso políticamente correcto, sobrio, también emotivo y eficaz. Aprovechó la fiesta del momento para anunciar obras de infraestructura relevante en el área de salud y de vialidad para Torreón. Pero donde anotó un golazo a su favor fue cuando se comprometió a aportar recursos fiscales del gobierno del estado –o sea dinero de todos nosotros- para la construcción de un nuevo estadio para una institución privada como el club de fútbol Santos. Mientras el gasto de recursos para cuestiones de entretenimiento y espectáculo de la iniciativa privada sea cada 100 años, se vale. Si el dichoso estadio se hace realidad bien merecido lo tiene la afición, sobretodo la que conoce de ese sol lagunero implacable que casi los convierte en héroes anónimos.