viernes, 22 de febrero de 2008

A contratiempo


Apelando a la memoria, hubo un tiempo en que las cosas me parecía que sucedían linealmente; aspecto que se reforzaba con la enseñanza tradicional en cualquier escuela del país. Y en ese sentido, tengo datos en mi memoria que hoy tengo muy bien grabados; 1492, el Descubrimiento de América; 1521, La Caída de Tenochtitlán; 1810, El Grito de Independencia –así, un señor literalmente gritando la independencia-; luego Las Leyes de Reforma (cuando Benito Juárez era el bueno y los malos eran conservadores); 1910, La Revolución Mexicana (todos buenos, menos Porfirio Díaz)…y de pronto: La Segunda Guerra Mundial (todos contra Hitler). En la enseñanza siempre parecía como que la Historia tenía un final y la lección se encaminaba a dejarnos la sensación de que “hacía mucho tiempo que eso había pasado” y que ahora ya no teníamos de qué preocuparnos. Puedo encontrar ahora al culpable de esa visión: el historicismo de Hegel.

Peor aún, pasó el tiempo y se acumularon más datos con “nuevas” formas de creer. “Todo comenzó cuando éramos changos o algo semejante, luego aparecieron las tribus y empezaron a pelearse entre ellas. Los ganadores de esas peleas se adueñaban de todo y se hacían poderosos. Aparecían los imperios. Se peleaban contra otros imperios y unos señores se convertían en reyes. Luego la Edad Media, más guerras. Descubrimientos, inventos, Revolución Industrial, Capitalismo…y de pronto; el Comunismo como la solución de todos nuestro males. Por fin todos íbamos a ser felices.” Puedo encontrar ahora al culpable de esa estupidez: Marx.

En esa historia llena de contradicciones, llevadas al absurdo, el Blues sería entonces consecuencia de una relación amo-esclavo. El amo blanco somete al negro y le obliga a ser un simple productor de bienes materiales (algodón, caña, minerales, etc). En consecuencia, el máximo de beneficio es para el amo y las migajas son para el esclavo: determinismo histórico. Así es la historia. Ya vendrán tiempos mejores para el sometido. Ya vendrán, por ejemplo, la Guerra Civil y un siglo después la lucha por los Derechos Civiles. Es cosa de esperar a que necesariamente pasen los acontecimientos. Otra vez la idea de una línea ininterrumpida. Casi todo sucede de forma natural.

En el imposible de que los negros no hubieran llegado a América, de todas formas el Blues se habría buscado su forma de manifestarse ante el mundo. Es un hecho que lo conocemos bajo unas condiciones que marcó el mundo capitalista que le transportó de un lado del mundo (África) al continente americano. Son, lo voy a poner así; condiciones externas que no deben soslayarse. Pero algo mucho más importante, y que desde luego rompe con la idea de la historia contada de la a a la z, es la condición interna de una música que está presente desde tiempos inmemoriales en el “espíritu” del hombre y la mujer con raíces africanas. La Historia del Blues es, sí, un camino sinuoso para sus creadores, pero, al mismo tiempo, un contraflujo, un contrasentido que de cualquier manera encontró salida por y para siempre.


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