martes, 22 de julio de 2008

22 de Julio 1968


Los recuerdos tienden a perderse, aunque la palabra diga que no se olvidan. Del latín re-cordi (recuerdo), volver a pasar por el corazón. Volver, revolver, recordar. Mal o bien aquí estamos y somos la consecuencia del pasado colectivo y las historias personales. Como la historia de la madre que nunca deja de recordar al hijo muerto; podrán otros vociferar en contra de la constante vuelta a lo mismo de la madre sin su hijo, pero ella nunca olvida. Será parte de su historia íntima y dolorosa. Se exige cuando menos el mínimo respeto al recuerdo; incómodo para otros, los que no lo sienten, los que creen que juventud es sinónimo de inmortalidad.

No tener memoria es casi como no tener madre (con y sin doble sentido). No tener el recuerdo del origen propio es perder la oportunidad de sentirse vivo. Contemplar el pasado permite planear el futuro. La historia sirve para no repetir los mismos errores. ¿Será cierto? Cuando menos si no lo es totalmente, en cambio permite tener conocimientos de lo que se puede hacer y tomar diferentes direcciones que el pasado demostró estaban mal. Caminos diferentes. Caminos, por qué no, totalmente opuestos. Quizá donde antes hubo violencia, ahora el sendero es respeto. O encarnar la frase en sentido positivo; no más, nunca otra vez. Todo en el mundo de lo ideal, sí, pero compartido por muchos, muchos; la mayoría.

Que los menos pretendan poner la mente en blanco a los verdaderos dueños del diario acontecer (todos nosotros) es parte de la reyerta por seguir orgullosa y dignamente vivos. Aquí estamos, como sea, recordando la audacia que otros ya tuvieron para enfrentar y señalar injusticias. Magonistas en la Revolución, ferrocarrileros en 1958, sindicalistas en los años setenta, médicos en los sesenta. Siempre con errores y aciertos, como en 1988, como en 1994, como hace dos años…como en 1968.

22 de Julio hace cuarenta años; un ejemplo de que la base por los exponentes potencia el resultado. Alrededor de la Plaza de la Ciudadela en la ciudad de México, una mutua agresión entre estudiantes y porros de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional contra sus similares de la escuela preparatoria Maestro Isaac Ochotorena (incorporada a la UNAM ) obligó a la directora del plantel universitario (Amanda Sánchez) a solicitar la intervención de la policía capitalina. Los Ciudadelos y Los Araños, dos nefastas pandillas de la zona dedicadas desde tiempo atrás a asaltar a los lugareños y provocar peleas callejeras con el objetivo de controlar los barrios aledaños a las escuelas fueron parte provocadora ese 22 de julio. Para seguir incrementando la olla de presión, entre los planteles de las vocacionales y la preparatoria existía una vieja rencilla estudiantil fomentada institucionalmente a través de la rivalidad de los encuentros de fútbol americano Burros Blancos del Poli contra Pumas de la UNAM. No puede faltar en el recuento de ese día los porros financiados por directivos de las vocacionales –y luego algunos dicen que hoy es diferente- que hicieron puntualmente su acto de presencia con motivos seguramente estúpidos, entre otros; cómo demostrar su machismo por cualquier motivo. La anécdota incluso llega al ridículo de mencionar una versión donde se asegura, como una causa del pleito, lo "lanzas" en sus piropos de unos chavos de la Isaac Ochotorena con unas estudiantes de alguna vocacional. Al coctelito hay que agregar la indiferencia y complicidad de los mismos directores de las vocacionales 2 y 5 (entonces como ahora siempre han estado atrás de grupos porriles) para desatender una solicitud de la directora de la preparatoria y hacer algo ese día para detener la bronca; su argumento fue (de los directores): que era una pelea callejera. El escenario estaba entonces listo para una lamentable, pero también hay que decirlo, intrascendente pelea entre porros del poli y preparatorianos. Pudo haber sido simplemente una más.

Foto: Fernando Díaz

2 comentarios:

Matías dijo...

Entré acá buscando información sobre el blues y puedo decir que di en el lugar indicado. ¡Cuantas entradas sobre blues!. Y sobre el delta blues, que es mi favorito.

No puedo hacer menos que ponerte en mis links del blog y volver a entrar con más tiempo. Las historias sobre bluseros nunca aburren.

Te ganaste un lector.

Eduardo Rentería dijo...

Hombre gracias por los comentarios Matías.

Por ahora me puse una pausa con las entradas de blues, pero sin duda voy a continuar más adelante con ellas.

Un saludo.