jueves, 31 de julio de 2008

30 de Julio 1968


El 12 de Mayo de 1966 toma posesión como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el ingeniero Javier Barros Sierra en sustitución del doctor Ignacio Chávez luego de que éste renunciara a su cargo después de una más de las historias negras del México de los sesenta.

El rector Barros Sierra en su discurso de toma de protesta dijo: “Llego sin compromiso alguno, salvo el que contraigo con la universidad misma. Tendré la humildad necesaria para servirla y la firmeza y la convicción suficientes para no convertirme en agente de ninguna facción. No trataré de hacer, ni permitiré que hagan de nuestra comunidad un instrumento de vanidades, intereses egoístas o pasiones espurias. Porque no hay que olvidarlo: los hombres somos transitorios y los valores institucionales están muy por encima de nosotros.”* En 1968 Javier Barros Sierra cumplió su palabra.

Protagonistas de ese año, varios, pero con la relevancia por su ejemplo de excelencia académica, su compromiso con la Universidad y México; político de verdad y apasionado de su vocación y sus responsabilidades, por todo ello y más desde luego le corresponde un lugar primordial al rector Javier Barros Sierra.

En la madrugada del 30 de julio la Escuela Nacional Preparatoria en sus planteles 1 y 3 recibió un “saludo” del comandante en jefe de las fuerzas armadas (el presidente Gustavo Díaz Ordaz) con un bazukazo contra la puerta del Antiguo Colegio San Ildefonso, ubicado en el centro de la ciudad. Ese mismo día por la mañana al sur de la capital en Ciudad Universitaria (CU), símbolo de modernidad y orgullo nacionalista, el rector Barros Sierra tomó su posición ante los hechos y en un acto de valor desaprobó la intimidación y al mismo tiempo defendió la Autonomía Universitaria.

Con el apoyo mayoritario de escuelas y facultades, al interior de la UNAM se organizó un mitin en la explanada de rectoría y Barros Sierra izó la bandera nacional a media asta en señal de luto. Lo que ya era un conflicto de proporciones graves ahora tenía una amenaza directa para la Universidad. A la serie de motines callejeros en los últimos días de julio, el acto en CU con la bandera nacional les marca distancia e intenta sacudirse la violencia para darle un giro a la protesta aportando al mismo tiempo legitimidad, inteligencia, dignidad, con la simpatía mayoritaria de estudiantes universitarios. Los argumentos para hablar de democracia, justicia, libertades, tomaron fuerza extraordinaria con el aporte mesurado del rector. En un pequeño pero sustancioso mensaje Barros Sierra le da banderas legítimas al ahora sí, con mayúscula; Movimiento Estudiantil.

"Hoy es un día de luto para la Universidad; la Autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido.
La Autonomía no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable, que debe ser respetable y respetado por todos.
Una consideración más: debemos saber dirigir nuestras protestas con inteligencia y energía.
¡Que las protestas tengan lugar en nuestra Casa de Estudios!
No cedamos a provocaciones, vengan de fuera o de dentro...
La Universidad es lo primero, permanezcamos unidos para defender, dentro y fuera de nuestra casa, las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión y la más cara: ¡nuestra Autonomía! ¡Viva la UNAM! ¡Viva la Autonomía Universitaria!"**

*Dulce María Granja Castro, Javier Barros Sierra, pág 22.
**Javier Barros Sierra 30 julio 1968.
Foto Fundación Javier Barros Sierra A.C.

2 comentarios:

Carlos Velázquez dijo...

eh: qué roio:

en mi libro viene un cuento sobre el 68.

ya mero stá.
luego paso.

un salud.

Anónimo dijo...

si en el libro de Regina de Antonio Velazco Piña