martes, 22 de julio de 2008

CISEN, ni tan secreto


Cuando un funcionario encargado de la seguridad nacional dice que en México no hay espionaje político entiéndase lo contrario. Cuando un político o empresario de altos vuelos dice ser víctima de espionaje será válido preguntarse si él no lo practica también contra sus adversarios, competidores, o lo peor del caso, sus enemigos (en otras palabras lo que la ley reconoce como contrainteligencia*). Porque cualquier hijo de vecino puede cuestionar lo siguiente; y cómo se enteró de que lo espían. Personajes muchos de ellos con cola difícil de esconder y hasta más que evidente de señalar, además con una insana tendencia a sospechar de quien se les acerque o aproxime (rasgos muy cercanos a la paranoia). Esas características de personalidad saltan a la vista con declaraciones tan reveladoras y por desgracia comunes entra la llamada clase política; las coincidencias no existen, dicen. Siempre hay una “razón” para desconfiar, siempre hay un compló (como reza el ya clásico).

En esa locura de mirar por todos lados la posible traición podemos encontrar una primera aproximación a la eterna suspicacia entre azules, amarillos, rojos, derechas, izquierdas; de cualquier sindicato, partido político, gobierno o grupo mafioso nacido y adiestrado en el México de sus intrigas. Por eso no les creemos o les damos poco crédito cuando salen a explicar lo inexplicable; no hubo fraude, no hay cochinero, son contratos legales, no espiamos; no, no, no. Espiral de miedo, porque en esa guerra entre enemigos que deberían ser simples adversarios las bajas se contabilizan entre el ciudadano de a pie; el mismo que recibe sus leyes, sus reglamentos, sus ministerios públicos, sus jueces, sus policías y sus cómplices de la delincuencia.

Espías en conflicto sería el resumen. Porque resulta paradójico, irónico, contradictorio, cuando escuchamos a legisladores poner el grito en el cielo enseguida de que el director de la actual CISEN (la ex Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional, la ex de miedo Dirección Federal de Seguridad ) deja entrever lo obvio; dinero del narcotráfico en campañas de partidos políticos. Nombres, nombres, gritan los ofendidos. Como si de antemano no lo supieran, como queriendo aparentar sorpresa, desconocimiento. Y sin embargo no es así. Todos, con su perversa lógica, se conocen virtudes y defectos. Y es precisamente con los defectos de algunos cuando nuestros distinguidos representantes simulan no ver (lo cual los hace cómplices). Otros de plano son convenientemente partícipes de la corrupción. Si de Seguridad Nacional se trata el problema no es saber quién sino cuántos; cifra que es mejor mantener en secreto.

En el imaginario colectivo está presente la idea del poder estatal para vigilar a los ciudadanos…seguramente exagerado y desproporcionado, pero ello no debe dejar a un lado la realidad. Los órganos de la Seguridad Nacional que supuestamente nos hemos dado dentro de una democracia defensora de las instituciones son manipulados y usados con fines muy específicos en contra de empresarios, medios de comunicación, políticos, sindicalistas, intelectuales. Esto no es de ahora, lo ha sido desde hace muchos años; tantos como desde el porfiriato.

*Ley de Seguridad Nacional artículo 32
Foto María Begona

No hay comentarios.: