lunes, 4 de agosto de 2008

4 de Agosto 1968


Aunque la huelga estudiantil como una forma de protesta ya estaba presente desde el día 28 de julio tanto en el Politécnico como en la Universidad, diferentes escuelas y facultadas fueron realizando asambleas para formalizar sus comités de huelga. Era notorio que había coordinación estudiantil, pero todavía no se daba una dirección única. Con ese tipo de organización fue posible llegar a un acuerdo. Las demandas expuestas en un compromiso escrito se formalizaron el 4 de agosto en el que sería, a través de los días, un reiterado pliego petitorio de seis puntos base. Algunos de esos puntos ya habían sido considerados durante días previos en varias escuelas. Formalmente en esta etapa del movimiento son los comités coordinadores de huelga los que llevan la parte visible de la dirigencia. La capacidad de organización resultó entonces sorprendente tanto en número de activistas como en su respuesta para el embate oficial que ya estaba en marcha dentro de la estructura mediática de la época. Agosto fue el tiempo para la defensa de la huelga estudiantil. Los comités coordinadores de huelga surgen de nutridas participaciones en asambleas, las cuales van organizando esa imagen que caracterizaría la popularización del movimiento; brigadas de boteo, pintas, volanteo, mítines relámpago. Cuando menos en agosto el gobierno, tanto capitalino como federal, aparenta un “dejar hacer” a los estudiantes y concentra su energía en una guerra de declaraciones mediáticas.

La necesidad de encontrar un punto de encuentro al que los estudiantes poco más adelante denominarán como “diálogo público” con su contraparte (gobierno capitalino y federal), en realidad se convertirá en dos monólogos radicalizados. Los moderados dentro de los estudiantes así como sus similares en el gobierno irán perdiendo, poco a poco, un espacio para encontrar salida con beneficios para ambas partes. La palabra negociación será para unos y otros algunas veces sinónimo de traición y otras sinónimo de debilidad.

1.Libertad a los presos políticos. Planteamiento por muchas razones ubicado en primerísimo lugar y con poco margen para que el gobierno diera respuesta satisfactoria. El punto era audaz, pero imposible de ser aceptado. Aunque en los hechos existían presos políticos, el poder, acostumbrado a simular, no podía permitir reconocer el punto. Siempre se había dicho –y se dice todavía- que en México no hay presos políticos; por lo tanto no había a quien liberar puesto que no existían, según el discurso oficial. Con todo y la consideración de ser un punto con sólidos argumentos de parte de los estudiantes y servir de fuerza ideológica al movimiento; el salto que se pretendía dar con este posicionamiento era demasiado pesado para el autoritarismo presidencial. No estaba mal tener una mira de alto alcance, lo complicado era comprobar en el terreno de los hechos quién y dónde estaban los presos políticos. Y en ese terreno el poder del Estado con sus instituciones jurídicas amañadas tenía la batalla ganada; estaban presos por delitos hechos a la medida para los luchadores sociales, pero no por sus ideas. En ese sentido, faltaban pocos meses para que muchos de los líderes del movimiento sintieran en carne propia la maquinaria legalista y pasaran a ser, ahora ellos, presos políticos disfrazados de delincuentes comunes.

2.Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también del teniente coronel Armando Frías. Un punto con carga política que cualquier gobierno puede considerar para aceptarlo y ganar legitimidad, además de tiempo…pero, otra vez, la posición inflexible del gobierno federal (hay que considerar que no era decisión del Regente aceptar o no el punto) no lo iba a permitir. Eso demostraba debilidad, según su visión.

3.Extinción del cuerpo de granaderos, instrumento directo de la represión, y no creación de cuerpos semejantes. Punto por demás ingenuo. Hasta la fecha existe el cuerpo de granaderos. En todo caso también el ejército intervino en la represión y nadie pidió entonces su desaparición. Quizá no fue un error proponer este punto si se le considera simplemente como una bandera con una enorme simpatía popular; nunca las policías en México han tenido la confianza de la sociedad, pero de ahí a pedir su desaparición había un enorme trecho; trecho insalvable.

4.Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delito de disolución social), instrumentos jurídicos de la agresión. Petición formal que volvió a aparecer en las demandas estudiantiles de ese año. Ya había varios antecedentes con igual demanda en otros movimientos. La mejor carta jugada por los estudiantes. Una forma hábil para demostrar el verdadero rostro represor del Estado y ponerlo en la arena de lo político social como una necesidad para una mejor convivencia entre gobernados y gobernantes. Con el tiempo, después de la represión de ese año, los estudiantes recibieron su respuesta positiva para ese punto.

5.Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos, víctimas de la agresión del viernes 26 de julio en adelante. De elemental justicia. Sin embargo, hay que recordarlo; incluso hasta la fecha no se ha dado respuesta satisfactoria al punto, no ya con una reparación del daño, sino cuando menos un reconocimiento oficial para el nombre de las víctimas.

6.Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de la policía, granaderos y ejército. Igualmente para este punto tendría que pasar muchos años después para darle presencia real a los derechos humanos en organismos autónomos que sean vigilantes de los actos de autoridad. Con limitaciones en la actualidad, pero punto a favor ganado por los estudiantes.

Por cierto, la conjura extranjera sostenida por la versión oficial para explicarse la revuelta carece de argumentos cuando se le da un repaso mínimo al pliego petitorio. Por ningún lado aparecen demandas con ideologías producto de la guerra fría entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética. Pero también es importante recordar que al interior del estudiantado se manifestaban grupos extremos de diferentes corrientes, tanto de derecha como supuesta izquierda. Ahí estuvieron demócratas-cristianos, comunistas, trotskistas, guevaristas, maoístas, socialistas y varios menores etcéteras, sin dejar de considerar a infiltrados financiados oficialmente. Todos, grupos que sí llegarían a tener parte de responsabilidad en provocaciones con consecuencias funestas.

Foto: El Universal

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