lunes, 25 de agosto de 2008

Impuestos de la pobreza


Alguna vez escuché a la actriz Susana Alexander decir que en México tenemos todos los días “impuestos de la pobreza”; desgraciadamente cierto. Por mi parte entiendo la frase desde un punto de vista confiscatorio, que no recaudatorio. Unos menos, otros más, iremos pagando de manera forzada e involuntaria el desequilibrio de ingresos entre todos nosotros como mexicanos. Lo que la legislación considera “robo” algunas veces se asemeja mucho al impuesto. Nadie lo queremos pagar, pero es inevitable. Tarde o temprano todos pasamos a la báscula.

Ayer mi esposa Mary se disponía a utilizar nuestro auto –viejito, pero cumplidor-, cuando se encontró con el inconveniente de que la batería –pensó ella- estaba baja y no había corriente. Sin investigar más se dio a la tarea de pedir ayuda. Un vecino le auxilió para pasarle energía. Los clásicos par de cables hicieron su aparición. Pero al momento de levantar el cofre; ¡sorpresa! No tenía batería. Habíamos recibido la visita de los cacos. Ladronzuelos, habrá que consolarse, con intención de robar refacciones o accesorios de coches. Menos mal, se dice ya reiterativamente, que no fue todo el auto. Ahora mismo estoy buscando dónde debo dar gracias por eso.

Y mientras los pactos contra la impunidad y la violencia son motivo para las fotos de políticos, en el México Real la crisis social y el desempleo obliga a muchos a delinquir. El botín puede ser cualquier cosa; cobre, espejos, llantas, bolsas…o baterías. Sí, ya sé; nadie está justificado para hacerlo. Pero tampoco es posible pretender resolver la inseguridad si no se cambian políticas educativas, económicas y culturales que son las verdaderas raíces de la descomposición social. Problemas como el secuestro, estoy de acuerdo, exigen soluciones legales y de limpia en todas las policías del país. Sin embargo, el robo hormiga o los impuesto de la pobreza, ese desgaste cotidiano entre todos nosotros los ciudadanos de a pie, como un enfermedad grave, no tiene una solución simplemente policíaca.

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