sábado, 30 de agosto de 2008

Marcha contra la inseguridad: cuando muchos exigen a pocos


Varios voceros oficiales del duopolio televisivo mexicano se apresuran a decir que la marcha contra la inseguridad en México no tiene tintes políticos. Qué bárbaros. Confunden el asunto de tal manera, producto de su ignorancia, a grado tal de no entender la diferencia entre la política y lo partidario. Afortunadamente lo que hoy demostró una importante cantidad de gente en todo el país es que su capacidad de movilización hace que tiemble el sistema político, incluidos los partidos políticos de cualquier signo o ideología.

Pronto empezarán a surgir los intelectuales oficiosos con sus discursos de que el ciudadano siempre tendrá su “arma” democrática: el voto. El voto para castigar a los políticos que no cumplan con su trabajo. El castigo casi divino que en México, más o menos, cada tres años “ilumina” al elector y le hace tomar la decisión correcta. Permítaseme dibujar una burla en el rostro.

Las movilizaciones ciudadanas sirven. Y más cuando se concretizan en demandas justas, necesarias, democráticas. Por ejemplo; la revocación de mandato. No es posible seguir dejando en la impunidad a políticos ineficientes, negligentes, corruptos, cómplices, simuladores y un largo etcétera por un mínimo de tres años, en el mejor de los casos, porque los seis años de una presidencia de la república son una ofensa mayor en la vida de cualquiera de nosotros.

Las movilizaciones son el foco amarillo que les dice a los políticos lo mal del estado de cosas. La habilidad y la responsabilidad de los buenos políticos, también los hay, es no permitir que se conviertan en focos rojos. Los desbordamientos de las movilizaciones son más comunes de lo que se piensa, esto la clase política lo sabe. En ese sentido puede parecer una insignificancia el hecho de que los organizadores hayan solicitado a los asistentes a la marcha abstenerse de no llevar pancartas. No fue así. La gente hizo caso omiso a la recomendación y muchos se expresaron desde su muy sentida y particular experiencia negativa con la delincuencia hasta exigencias más duras contra los responsables de todo esto; partidos políticos, gobernantes de todos los niveles, policías, ministerios públicos, jueces y una larga lista de cómplices con lo mismo que se quiere atacar.

Desde mi particular punto de vista la marcha fue un éxito y me parece que es el principio de algo en beneficio de todos los que somos mayoría y nos dedicamos a trabajar honestamente. Los plazos para los responsables se están acortando. La delincuencia, organizada o no, existe porque los altos niveles de impunidad han llegado a extremos intolerables. Pero también hay otros factores que, esos mismos políticos de siempre, saben que también son los directamente responsables de ello. Deficientes políticas educativas, descuido de aspectos sociales, culturales. Falta de empleos bien remunerados. Reformas con una orientación exclusivamente beneficiaria del poder económico de unos pocos. Políticas culturales en el olvido; valores morales, éticos, cívicos, por los suelos. Desde una simple “mordida” hasta los pactos de las altas esferas de políticos y militares con los narcotraficantes, toda en su justa dimensión, el país no tiene otra salida más que la movilización ciudadana pacífica, organizada y fuerte contra un sistema en crisis. Y para repetirles sin cansancio: si no pueden, renuncien.

Foto: Gato Azul

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