miércoles, 10 de septiembre de 2008

Policías mexicanas; la burra no era arisca


La policía de Torreón, por ahora, se hace noticia en televisión nacional. Son, como siempre, breves notas en algunos 40 ó 50 segundos; “policías de Torreón detenidos por supuestos nexos con el narcotráfico”. Suficiente para todo y suficiente para nada. Suficiente para evidenciar lo que todo mundo ya sabemos, dicho esto último repetido ya casi hasta el cansancio en cualquier charla de café aún sin contar con todos los elementos para juzgarlo así. Suficiente para juzgar sin pruebas. Suficiente para perder las fronteras entre el bien y el mal. Todos son los buenos o todos son los malos, sin matices.

No dudo en ningún momento que algunos, repito, algunos policías de todo el país (no sé cuáles ni cuántos) están coludidos con el crimen organizado (o cualquier cosa más allá de dos personas dispuestas a delinquir como forma de trabajo). No dudo tampoco que algunas autoridades políticas, también de cualquier parte del país, están cobijando a los “malos” y recibiendo beneficios económicos por ello (entiéndase extorsiones). Es una amarga realidad. Pero pensar que todos, otra vez; todos son parte de lo mismo, es no ser, cuando menos, algo objetivo en la visión del problema.

Lamentablemente, y soy de los que pienso que así es, puede ser una gran mayoría de policías metidos en el problema de la complicidad con el crimen organizado. Sin embargo, la noticia de policías preventivos en la ciudad de Torreón con el presunto ilícito de dar protección a narcotráficantes no deja de molestarme; es una verdad a medias. La otra parte de la verdad, que nadie lo dude, también corresponde a otras policías con niveles de corrupción semejantes. ¿Quién es capaz de meter las manos al fuego por los elementos de la Policía Federal enfrentados a tiros con la municipal de Torreón? La nota vista solo como negocio, sin importar dónde está la verdad. En realidad la mayoría no entendemos con certeza qué está pasando y quiénes son los verdaderos titiriteros de esta farsa. A gran parte de la industria mediática lo que le interesa en primer término es vender, lo cual no me parece negativo, lo que me incomoda es observar la ignorancia en muchos lectores, televidentes o radioescuchas para no identificar la parte sensacionalista; creen en todo lo dicho por los medios. Creer es “tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado.”* Hay, sí, hechos, pero hasta ahí. Hechos lamentables, sin duda, pero de ahí a juzgar en automático es olvidar que le falta al asunto un buen trecho.

Trecho muy dificil para recorrer a los que sean culpables, y que en justicia sean castigados. Pero también hay responsables políticos. Por lo mismo, el presidente municipal (José Ángel Pérez) es responsable y debe asumir esos costos, cuando menos como político, por haber presentado un engaño a sus electores con un ofrecimiento de campaña para darle a Torreón “la mejor policía del norte de México”. Y no por que no sea deseable tal promesa, sino por confundir la creencia con la posible. Peor todavía; saber del fraude y crear falsas expectativas en la gente. Por eso, sus adversarios políticos, otros dispuestos a engañar también con tal de vincularse a la repartición de dineros públicos, no dejarán pasar la oportunidad para hacerle creer a la gente que ellos sí son capaces de todo lo bueno. Por ello, yo por lo menos, estaré pendiente, como lagunero, de la ofensiva política contra la administración panista orquestada desde el gobierno del Estado para aprovechar la coyuntura y desviar el problema hacia su verdadero interés; recuperar Torreón para el PRI.

No soy creyente de ningún partido político. En todo caso tengo el derecho de militar en alguno de ellos y desconfiar de todos (la burra no arisca). Pero entender que en la Policía Federal, en la municipal, la estatal o el mismo Ejército hay elementos honorables y otros coludidos con ilícitos, así como políticos de cualquier partido igual de corruptos o, por el contrario, ajenos a cualquier problema legal es alejarme de las creencias. No todo es verdad ni todo es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

No hay comentarios.: