De lo poco verosímil pero cierto. Hará algunos días en que llegó un cliente a ofrecerme en venta de segunda mano seis diferentes títulos de la discografía de La Quinta Estación, todos en excelentes condiciones. Con mi postura de compra le tomé las nueve piezas. La razón de ello obedece a que tres títulos contenían un DVD con su respectivo compact disc. Los puse en venta dentro del aparador de la tienda. Hasta ahí nada fuera de lo común; lo interesante sucedió un par de días después. No había vendido aún ninguna pieza de ese pequeño lote cuando el mismo cliente regresó, pero ahora como comprador. Entró a la tienda pidiéndome le vendiera los mismos compact disc de La Quinta Estación, los seis que hacía unos días habían sido de su propiedad; los compró a precio marcado para el público. Tuve el atrevimiento de preguntarle por qué, y él dijo que una conocida suya se los había pedido…bueno, pensé yo. Pero el asunto no terminó ahí. Creo que más o menos tres días después, una vez más, mi querido y apreciado cliente, regresó con una pequeña cantidad de compactos. Al entrar a la tienda me vio y dijo; “vas a creer que estoy jugando, ya estoy otra vez aquí; te vengo a regresar los cidis.” ¿Cuáles eran? Pues otra vez, y esto no es broma; los seis títulos de La Quinta Estación, igual de bien cuidados. Una vez más se los pagué barato. El mundo al revés, no es ficción.
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