domingo, 12 de abril de 2009

Woodstock en el blog (Country Joe and The Fish)


Ahora es como un apestado alguien que se declara comunista, simpatizante de Mao Tse Tung, anticapitalista, crítico contra la guerra y…consumidor de marihuana; ¡qué horror! Es también en nuestros días de pésimo gusto no referirse a Joseph Stalin cuando menos como un vulgar dictador. Y es precisamente de Mao y Stalin, dos personajes históricos, de donde se combina el nombre de la banda norteamericana Country Joe and The Fish. "Fish", por Mao, quien solía decir “los peces que nadan en el mar son del pueblo” y "Country Joe" porque en la Segunda Guerra Mundial la imagen de Joseph Stalin era popularmente conocida entre los simpatizantes comunistas con el apelativo de Joe, quien gozaba de buena imagen (acordarse de que la Unión Sovietica fue aliado de Estados Unidos junto a Inglaterra y Francia contra la Alemania de Hitler); por lo tanto el país de Joe (country Joe, en inglés) era bien visto entre los comunistas norteamericanos de la época Y sí, hubo gente que lo admiró. Entre ellos Joseph Allen McDonald, fundador de Country Joe and The Fish, quien se considera a si mismo uno de los Héroes de Woodstock y todavía conserva gran parte del estilo de vida de esa generación.

Casi en automático la música de Country Joe and Fish es considerada psicodélica, sonido California y específicamente de Berkeley, pero sus raíces son mucho mas profundas con origen en el folk-blues y ligado a nombres como Sony Terry y Brownie McGhee, Leadbelly y Cisco Houston. El sonido de la banda poco tiene que ver con la psicodelia de Pink Floyd, por ejemplo. La identificación es más inmediata y reconocible en nombres como Jimi Hendrix Experience, Cream, Steppenwolf o Moby Grape.*

Cuarenta años después, los temas políticos de ese tiempo son totalmente irrelevantes para los jóvenes de ahora. Y sin embargo las generaciones posteriores al concierto de 1969, sin importar el país, no han (hemos) sido capaces de generar un evento masivo con la trascendencia de aquel. Podrá decirse de la generación Woodstock cualquier cosa en términos de burla, desprecio, incomprensión, rechazo o ignorancia para encasillarlo en la limitante del “sexo, drogas y rock and roll”. O, por el contrario, se le mitificará como el alfa y omega de la música popular en el devenir de los siglos. Ni lo uno, ni lo otro. De gran importancia en la cultura popular, sin duda, Woodstock no deja de tener ese mensaje persistentemente anhelado por muchos (me incluyo) del amor y paz. Mensaje que cuarenta años después nos sigue dejando la lección de que el camino continúa siendo largo y tortuoso; sin amor y sin paz. Que la generación Woodstock se haya vaciado en el amor y en la paz durante tres días en el acontecer humano es, para bien, imposible de olvidarlo.







*Remembering Woodstock, Andy Bennett, pág 120.

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