martes, 22 de septiembre de 2009

Grupo UNAM; propuesta anticrisis



Salud y seguridad social para todos.*

La universalización de la salud y la seguridad social es una de las grandes reformas estructurales fundamentales para un nuevo curso de desarrollo económico con equidad. Es importante insistir en que ni el problema de las pensiones está resuelto con los sistemas de cuentas individuales, ni la extensión de los servicios de salud para alcanzar la universalidad puede descansar en un esquema con prestaciones limitadas y costos crecientes como el seguro popular.

En términos del marco regulador del mercado de trabajo, es preciso favorecer las condiciones para la contratación sin que ello suponga la desprotección del trabajador, precisamente cuando es evidente que los países que cuentan con mejores instrumentos para la protección de las garantías de los trabajadores se encuentran en menor vulnerabilidad colectiva ante la crisis. Por lo anterior, y dada la gravedad de la situación económica en curso, una definición estratégica para atender los problemas económicos del México contemporáneo es vincular la reforma laboral con otras reformas, en especial con la fiscal y la de protección social.

Una prioridad central es adecuar en forma gradual los servicios de seguridad social y de salud a los cambios sociales, económicos y demográficos que ha tenido el país en los últimos años. Es necesario desligar la seguridad social del mercado de trabajo: los mexicanos deben de tener acceso a la seguridad social independientemente de su condición laboral. Es necesario también revisar y discutir abiertamente el funcionamiento de los sistemas privatizados: si no funcionan bien, el pago de la pensión mínima se le volverá a cargar al Estado y generará nuevas presiones fiscales.

En el ámbito de la salud, es importante dilucidar si los problemas de calidad en ciertos servicios son resultado de restricciones financieras, que en ocasiones buscan crear condiciones para la privatización o subrogación de los servicios. Es necesario hacer consideraciones sobre la calidad y sobre los modelos de atención de los sistemas de salud existentes con vistas a su reforma.

A pesar de las restricciones financieras y de la situación política, este es el momento en el que México se pueda plantear desafíos de esta naturaleza. Requiere de la movilización de enormes capacidades políticas e implica afectar muchos elementos que pueden ser considerados como privilegios alcanzados por algunos grupos. La creación de un autentico sistema nacional de seguridad social es la mejor forma de impulsar un cambio en la política social, ya que las políticas asistenciales y focalizadas no van a permitir superar la pobreza. Por lo anterior:

• Es fundamental pasar de políticas focalizadas a una política basada en derechos exigibles en materia de seguridad social y salud.
• Asegurar el acceso universal a la salud, de tal suerte que el financiamiento a las instituciones de seguridad social no recaiga primordialmente en los sectores generadores de empleo y en los propios trabajadores. Lo anterior exige aumentar la captación fiscal y por tanto la inversión en infraestructura y el gasto.
• México debe transitar hacia un sistema de seguridad social integrado, con un servicio único en salud y un servicio único de pensiones. La administración de los sistemas integrados les permitiría ser más eficientes en la utilización de los recursos humanos y disminuir los costos de administración.
• Es necesario incorporar a los trabajadores del sector informal a sistemas unificados de salud y de pensiones. Nada de esto va en contra de diseños de descentralización que serán más eficaces en la medida en que partan de un sistema coordinado de organización de los servicios que asegure servicios de calidad para toda la población. Los sistemas unificados pueden favorecer un uso más eficiente de los recursos humanos y materiales y de la medicina preventiva.
• Se debe tender a que el financiamiento de la seguridad social se haga con cargo a la imposición general, ya que es la única forma de ampliar la cobertura sin introducir distorsiones adicionales en el mercado laboral.
• Debe impulsarse una política para garantizar la soberanía nacional en materia farmacéutica. El sistema de salud pública podría ser utilizado para impulsar el desarrollo de un conjunto de empresas mexicanas que puedan producir medicinas genéricas en lo inmediato. Se requiere también una mayor inversión en investigación en salud y en innovación tecnológica para la salud.

*Extracto de la propuesta.

El documento completo aquí
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