jueves, 11 de marzo de 2010

Soy buga: ¡y qué!


El matrimonio gay en el Distrito Federal debería ser motivo de celebración en todo el país. Al igual, dentro de ese ambiente festivo, habrá quien se oponga tenazmente a ese punto de vista y considere que las parejas homosexuales no tienen derecho a un matrimonio legal. Lo importante aquí es no olvidar que yo puedo pensar diferente del otro.



Si el otro es heterosexual y no está de acuerdo con los matrimonios gay tiene la obligación de argumentar su razonamiento; lo que no tiene permitido es el prejuicio, la burla, la discriminación. De idéntica manera para los defensores del matrimonio gay.

Estando de acuerdo en que somos diferentes podemos entonces hablar de igualdad sin excluir ninguna forma de ser o pensar. ¿Diferencia en la igualdad? Ése es el reto para una sociedad democrática.

Una institución como el matrimonio, por cierto en crisis, hoy recibe un impulso a su favor con el reconocimiento jurídico de matrimonios entre parejas del mismo sexo cuando menos en el Distrito Federal. En ese espacio de oportunidad para la búsqueda de una felicidad deseada entre todas las parejas yo por mi parte aplaudo, celebro, apoyo y por supuesto apruebo que nos demos todos un pequeño respiro y recobremos la esperanza de que México puedo ser otro muy distinto al que siempre creímos imposible cambiar. Un triunfo particular para una minoría que con dignidad supo presentar sus argumentos y hacerlos no simplemente una cuestión de opinión sino hacerlos presentes en el reconocimiento legal. Felicidades a todas las parejas, y hoy en especial a los matrimonios gay, por su insistencia en demostrar que no todo es derrota y abatimiento; que la historia también se hace sin guerras y tragedias; que la historia también es personal (siempre lo ha sido, con o sin matrimonio). ¡Viva la diversidad!


Foto: AFP