miércoles, 25 de agosto de 2010

Atole con el dedo


El sistema político mexicano está construido de manera tal que las autoridades (de todos los niveles y órdenes de gobierno) puedan hacer los que les venga en gana sin que sean responsables, es decir, cada uno de los funcionarios públicos del estado mexicano están autorizados para una cosa: darnos atole con el dedo.

Con muchas decisiones tomadas en el poder legislativo, ejecutivo o legislativo, todos los días nos recuerdan que para mantener el statu quo lo único que tienen que saber es preparar una rica receta de champurrado; fresa, maíz o arroz.

A los ciudadanos, los políticos nos invitan a foros; "toman nota", "nos abren las puertas". En cada discurso aseguran que la única manera de cambiar el sistema es escuchando a los ciudadanos. Como si se tratara de un premio, quieren que se les de una medalla cada vez que organizan estas reuniones; como si por ello no les pagaramos, como si fuera una graciosa concesión cuando es su obligación.

Cada que los diputados y senadores se rehúsan a discutir una ley o lo hacen a modo de unos cuantos, cada vez que el presidente no cumple sus articulados discursos, cada vez que la corte deja impune a los criminales, sí, nos están dando atole con el dedo.

Pero, ¿que pasaría si en lugar de tomarnos ese atole se los devolvemos?

1 de septiembre Asamblea Nacional Ciudadana


1 comentario:

Edgar Narno Zamora Gómez dijo...

Aquí en México cada vez es más común escuchar lo que vulgarmente es conocido como “atole con el dedo” lo cual quiere decir algo así como que te ven la cara o que te engañan con el fin de obtener un beneficio a costa nuestra.

Creo que poco a poco nos vamos dando cuenta de cómo a diario nos dan atole con el dedo. Ejemplos de esto hay miles y sólo por mencionar algunos:

1. Los políticos te prometen infinidad de cosas si votas por ellos y cuando llegan al poder y logran su cometido se olvidan de sus promesas y sólo cumplen aquellas que de una u otra manera son de carácter obligatorio.

2. Se autorizan aumentos en la tarifa del transporte público con la promesa de mejorar el servicio y las unidades de transporte, pero que sorpresa nos llevamos cuando nos damos cuenta de que todo sigue igual o peor.

En fin parece ser que este tipo de males afecta sobre todo a países tercermundistas o en vías de desarrollo, que gracias a la llamada “globalización” va distorsionando más y más nuestra realidad y permite que nos sigan dando atole con el dedo.