sábado, 4 de abril de 2009

Sí al capitalismo, no a sus capitalistas


La reciente reunión del G-20 me deja la sensación de bomberos bien coordinados para apagar un gran incendio. Parece que lo lograron, es decir, acabaron con la emergencia en donde de momento evitaron mayor propagación del fuego. El mensaje de unidad cumplió por ahora su función. Los mercados bursátiles (aliados de los bomberos) respondieron positivamente, cuando menos por esta semana.

Eso es lo bueno. Lo malo es que debajo de las ruinas provocadas por el incendio sigue latente el problema. Andrés Lajous propone en su blog la lectura para la reflexión de un artículo publicado en El Universal y escrito por Balakrishnan Rajagopal con un planteamiento de un nuevo orden mundial. Ese tipo de propuestas por el momento fueron arrinconadas por todo el G-20. Tengo el sobresalto de que la conferencia resultó en un “sálvese quien pueda, pero no se lo digan a nadie”.

O lo diría de esta otra forma. Se supone que hay expertos detrás de los mandatarios del G-20; ¿y qué los hace diferentes ahora a los de hace un año? ¿Quién tiene la solución real para esta crisis? Porque son los mismos nombres; los mismos asesores, economistas, autonombrados expertos, que hace un año no tenían la más remota idea de lo que ahora está aconteciendo. Su defensa para esto siempre es recurrente; nadie conoce el futuro. Y es precisamente esa vieja defensa los que los hace vulnerables y con poca o cero credibilidad. ¿Por qué ahora sí habrá que creerles en sus pronósticos?

¿Dónde está la sabiduría y el conocimiento de esos pseudo-especialistas para tener la capacidad de formalizar temas de trascendencia con todo y soluciones ya ensayadas por algunas redes sociales?; comercio justo, cooperativismo, banca ética, por poner algunos ejemplos, buenos ejemplos. No, lo importante era y es sostener su modo de vida. Como una cachetada le dicen al mundo; regocijaos, hemos fortalecido al FMI.

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