El México migrante

La migración mundial no sólo es un asunto mediático que infortunadamente tiene su realidad en muertos, discriminación, inseguridad jurídica, violación de Derechos Humanos; también tiene su rostro positivo. Sin duda el beneficio económico para los países que los reciben es significativo. En México ya casi es posible reconocer como un hecho la estadística de que cualquiera de los que todavía estamos sin migrar tenemos cuando menos un familiar, un amigo o un conocido radicando legal o ilegalmente en el extranjero –obviamente la mayoría de ellos están en Estados Unidos-.

Pero los hay también aquellos que por diferentes circunstancias optaron por otro país. Actualmente el equipo de fútbol menor de 20 años está compitiendo por la Copa Mundial de esa categoría. Hace unos días la selección mexicana venció por 2 a 1 al equipo de Nueva Zelanda en Edmonton, Canadá. Con ese pretexto se dieron cita por el estadio, a cinco mil kilómetros aproximadamente de la frontera mexicana más cercana, unos dos mil o tres mil mexicanos residentes de la misma ciudad de Edmonton o de Calgary en el estado de Alberta en Canadá y quizá de la ciudad de Seattle en el estado de Washington, ya en Estados Unidos. Esos mexicanos –la mayoría de ellos jóvenes- están orgullosos no sólo del triunfo deportivo de la selección juvenil, sino de su raíz y todo lo que ello representa. Mexicanos trabajadores que tienen en su presente una perspectiva de vida económica mejor que la que su país les puede ofrecer en este momento.

Al tiempo de escribir este post México le ganó 3 a 0 a la selección de Congo. El siguiente rival es Argentina. No sé cual vaya a ser el resultado del México-Argentina en el mundial canadiense, pero de lo que estoy seguro es que la asistencia de mexicanos estará en alrededor de un 70 por ciento. Que el estadio registrará un lleno. Que esos mexicanos con desbordado entusiasmo y alegría apoyarán a esos otros jóvenes deportistas mexicanos que no se amilanan ante ningún rival o circunstancia. Que el fenómeno migratorio es una prueba difícil para todos, los que se fueron y lo que nos quedamos, pero que los motivos para la reunión son siempre bienvenidos.