miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bicentenario: mi punto de vista

Las posiciones ideológicas encontradas no son estigma de México (o los todavía Estados Unidos Mexicanos) sino la insistencia de querer resolverlas a punta de agresiones, guerras, traiciones, asesinatos. No faltará el que se anticipe a decir que eso es condición humana. Tal vez, pero yo le replicaría que en contraste revise la Independencia de Canadá o Brasil para demostrar que no siempre es necesario matarse.

Para algunos es un irreverencia asegurar que el cura Miguel Hidalgo no tenía la menor intención de independizarse de España. Sin embargo, cómo negar ese hecho cuando la madrugada del 16 de Septiembre de 1810 grita entre sus arengas “Viva Fernando VII”.

En mi escuela primaria recibí la instrucción que a una parte del espectro ideológico convenía. Yo aprendí que Miguel Hidalgo y Costilla es el Padre de la Patria, punto. En aquel tiempo nunca se me dijo lo contrario. El nombre de Agustín de Iturbide tenía una vaga importancia, poco clara, emparentada al Ejército Trigarante y aquella bandera tricolor junto a la Consumación de la Independencia. Con lo anterior hago evidente mi paso por escuela pública. De niño no tenía la más remota idea de que alguien hace los libros de texto con una clara intención y de acuerdo a sus intereses. No es para nadie un secreto que eso es y era una educación paternalista en donde el profesor al frente tenía la verdad y los alumnos estaban para recibir dictado.

¿De verdad será primordial ponerse al lado de Hidalgo y gritar “mueran los gachupines”? ¿O México debe su independencia a la visión de Agustín de Iturbide coronándose convenientemente Emperador? Y entre esas dos posiciones extremas; ¿cual es la importancia de otro cura, José María Morelos, quien impulsó el Congreso de Anáhuac en 1813 que tuvo como consecuencia la primera Constitución y posteriormente la declaración de Independencia el 6 de noviembre de ese mismo año? ¿Cuántas independencias tuvimos y quiénes al paso del tiempo se las han ido apropiando o las han relegado al olvido?

Hasta ahora puedo constatar que independiente a la respuesta que se le diese a cada pregunta el que no estuviese de acuerdo con ella o ellas considerará al otro como un ignorante, adulador, oficialista, patriotero, traidor, oportunista, conservador, neoliberal, comunista, historicista, clerical, burgués, izquierdista, utopista, envidioso, fanático, caudillista, reaccionario, redentor, dogmático, surrealista…Todos adjetivos sacados no de mi imaginación sino del fácil y consultable supuesto “diálogo” entre intelectuales a propósito del mencionado Bicentenario (en donde todos se dicen, eso sí, orgullosos mexicanos, faltaba menos) que escriben para diferentes revistas de conocidos nombres (dícese por ejemplo Nexos, Letra Libres, Replicantes y anexas). Si México no sigue dividido entonces me declaro un ignorante.


Por qué no dejar el pleito arrabalero y aprovechamos el simbolismo de la fecha para conciliar lo circunstancial con lo sustancial de nuestra historia, como la historia de la humanidad en realidad ha sido así siempre. La mayoría hemos aceptado que no hay Historia en blanco y negro. Partamos de ahí.

Desde un punto de vista bloguero (que no modesto) me quedo con el cura Hidalgo como Padre de la Patria porque se aventó el tiro de enfrentar al poder establecido de la Nueva España y eso cuenta y cuenta mucho. No me queda duda que el religioso tenía su intención muy clara a favor de su ideología y de la lealtad al rey de España, por lo tanto la independencia de México no pasaba por su cabeza. Iturbide, en cambio, consumó la Independencia porque era un hombre de poder y sabía que para mantenerse ahí era necesario dar ese paso. Hasta ahí lo circunstancial.

Como mexicanos no hemos sabido aceptar el festejo anecdótico para pasar a lo sustancial: José María Morelos y Pavón. Olvidado porque siendo un ministro católico propuso fundar de a de veras una Nación con un Congreso Constituyente: imperdonable para unos. Para otros, Morelos era un compa buena onda libertaria pero tenía el “ligero” defecto de ser militante de la religión católica: desconfianza. Desconfianza, por cierto, que hasta hoy nos tiene divididos y seguimos sin encontrarle la cuadratura al círculo. Eso nos tiene en el capítulo Estado Laico, separación de la Iglesia y el Estado producto de las Leyes de Reforma. Sustancial.

Aceptemos esas contradicciones no ignorándolas sino comprendiéndolas. El México de las paradojas es rico en ejemplos, el asunto de la mercadotecnia bicentenaria lo confirma. Hoy la mayoría creyente católica del país coreará un grito que no fue de Independencia, mismo que la Iglesia condenó. La Virgen de Guadalupe estará ausente de los menciones. Hoy se festejará una independencia que consumó un realista.

Cohetes en lugar de balas siempre es mejor. No despreciemos el festejo, el jolgorio. Celebremos que hoy tenemos nuestra oportunidad de hacer la parte que nos corresponde para de verdad poder hablar de independencia económica en la diversidad política, cultural, social, de un México que no ha terminado la tarea de contar una historia digna para todos sus habitantes. No se necesita mirar muy lejos en el tiempo para darse cuenta de eso.

1 comentario:

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