viernes, 29 de febrero de 2008

Bessie Smith



Hoy es políticamente correcto no tener la menor telaraña mental de que las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres en cualquier aspecto social, político o cultural; no puede ni debe ser de otra manera. Aunque la realidad es todavía un enorme motivo de lucha para que todas las mujeres puedan hacer que lo “correcto”, lo “políticamente correcto”, lo que se declara de dientes para afuera, sea neta.

En diferentes campos la mujer todavía sigue pugnando contra la desigualdad. No es casualidad que también en la música la mujer ha mantenido una lucha contra esa posición desventajosa. El blues, desde luego, no es la excepción. Socialmente hay una primera obligación de retomar parte de la historia del blues para redimensionar la verdadera aportación de las blueswomen a lo que, se mal supone, sólo es un patrimonio de los hombres (aún con lo absurdo de lo repetitivo en los términos; patrimonio de los hombres). La obligación sería desterrar esa imagen en la que el blues únicamente fue algo heredado como propiedad exclusiva de los hombres y para consumo de ellos mismos, donde la mujer es una figura tradicional y humillantemente decorativa. Definición, hay que decirlo, respaldada por un machismo de una época conocida como el tiempo del blues clásico. Eso en lo social.

En lo individual (de ese tiempo del blues clásico), y contra los convencionalismos sociales, la mujer solista -especializada sobre todo en el canto-, supo dignamente ocupar un importante espacio dentro del género, sin duda como consecuencia de un malentendido de que no debía ganar espacios laborales en la orquesta…ello, asociado a que se le consideraba inestable emocionalmente y sólo servía para seducir con su cuerpo y su sensualidad. Es claro aquí reconocer ese estereotipo de una mujer desestabilizadora del hombre y causal de las “perdiciones” de los mismos. La mujer prostituta y destructora de hogares. En contraparte, y en eterna rebeldía contra esa imagen, se manifiesta otra mujer que apenas a principio del siglo XX, cuando menos en Estados Unidos, tenía algunos años que se le había permitido salir más allá de los cantos religiosos. Y en ese entorno, proscritas al canto, destacan extraordinarias voces producto de ser encajonadas injustamente por su condición de mujer. Por lo mismo, se les aleja del piano o la guitarra –sin olvidar notables excepciones como Memphis Minnie, por ejemplo-. Son el arquetipo de aquellas intérpretes solitarias, incluso usadas y abandonadas, que le cantan a otros seres igual de solitarios. Es el blues en la intimidad. Intimidad, por cierto, que molesta socialmente. Porque, a ver; ¿cómo es eso de que alguien pueda comunicar con su canto lo exquisitamente pecaminosa que puede ser la vida de cada uno de nosotros?

Quizás la síntesis de este drama tiene nombre y apellido en su máxima exponente: Bessie Smith, La Emperatriz del Blues. Ella, en el norte, en el mundo del espectáculo, en opuesto al Delta Blues. Ex bailarina, con una personalidad fuerte, incluso arrogante (no permitía que su nombre se colocara junto a otra cantante). Con un acentuado problema de alcoholismo. Con gran semejanza, en apariencia, a la vida de millones de mujeres y hombres de cualquier tiempo. ¿Entonces, dónde está la diferencia? ¿Por qué alguien como Bessie Smith se convierte en un icono? ¿Cuál fue el secreto…? Su biógrafo Chris Albertson escribe, "Bessie tenía una maravillosa forma de convertir la adversidad en triunfo, y muchas de sus canciones son los cuentos de la mujer liberada." Entre los músicos y cantantes de blues hay un refrán muy conocido: “you gotta pay the dues if you gonna sing the blues”. Bessie estuvo siempre dispuesta a pagar los costos.

Sin estudios formales en la música, La Emperatiz del Blues frecuentemente aportaba elementos tanto para la composición como, por supuesto, para la interpretación. Su corpulencia física (más de 90 kilos de peso) le proporcionaron una ventaja natural para alcanzar la fuerza que exigía proyectar la voz en el tiempo en que los micrófonos simplemente no existían. Bessie Smith hoy es objeto de estudio para los eruditos del canto. Se señala constantemente que lograba “hipnotizar” a su público. Es tan importante lo que decía y cómo lo cantaba. El difícil ambiente alrededor de su imagen le hacía brotar insistentemente su fuerte temperamento. Hay varias anécdotas que describen su facilidad para intentar resolver los conflictos (de contrato, personales o familiares) con los golpes si era necesario. En cuanto a su vida sexual es lo que hoy se puede identificar como “hard core”; no apta para las “buenas costumbres”.

En resumen, tanto hombres como mujeres con su música, su canto o su poesía, han puesto en evidencia lo que muchos no decimos o no sabemos decir. Ponerle letra y música al diario acontecer individual es absolutamente una necesidad de todos nosotros. Esto no es propiedad de hombres, o de mujeres, o del blues en particular. Se comenta que hay cantantes que hablan desde el alma (cualquier cosa que ello pudiera significar), pero escucharlos me recuerda una de esas genialidades que tienen los matemáticos (con el riesgo de utilizar un concepto quizá impropio, lo admito): la cardinalidad. Esto es, “aparear”, “coordinar” una flecha imaginaria con el alma del intérprete directo al alma del que escucha; adentrarse en una comunicación privada, única y sin secretos. Bessie Smith puede levantarse de su tumba y volver a reírse de y con nosotros y además regresar con sus mismas compañeras de canto en un infinito viaje imaginario. ¿Quién puede negar la posibilidad de un buen reventón entre La Emperatiz del Blues y La Bruja Cósmica?






lunes, 25 de febrero de 2008

Mamie Smith



En la suma de circunstancias, vicisitudes, coincidencias o encuentros fortuitos dentro del desarrollo que el blues tiene en los primeros años de la década conocida como los “fabulosos veinte” (poco después de la Primera Guerra Mundial), la “etiqueta” o la identificación para el género no deja de tener su trasfondo segregacionista. Por un lado están los compositores que de forma muy individual se expresan con su música en regiones geográficamente delimitadas y con escasa difusión. Por otro lado (Nueva York, San Luis, Chicago, principalmente) un imponente avance industrial, financiero y comercial permite la simbiosis entre negocio y entretenimiento. Es la época en que Blues y Jazz son difíciles de distinguir entre uno y otro. Es también el tiempo de la relación directa entre los espectáculos callejeros con sus Medicine-Shows (combinación entre la venta de supuestas medicinas y el atractivo de músicos que encontraban una retribución económica por su trabajo). Es la época propicia para el surgimiento de pequeñas compañías que colocaron las bases para la industria del disco; con el apelativo de lo que hoy sin duda resultaría insultante: discos raciales o race records.

Una de esas compañías, Okeh Records, acuña para el mundo el término comercial de Blues; paradójicamente con una cantante mujer en un ambiente dominado primordialmente por hombres: Mamie Smith, quien pasará a la historia con Crazy Blues como la punta de lanza para otras grandes cantantes mujeres que aportarán, casi siempre con su voz, de una indiscutible calidad, pero, sobretodo; sensibilidad para la interpretación de gran altura.

De esas ironías y vicisitudes que intento marcar para este comentario está el hecho de que Crazy Blues era una canción que, originalmente, su productor (Fred Hager) quería grabar con una cantante blanca. Casi de manera fortuita no fue así. La primera grabación de un blues tenía que quedar en la voz de una mujer negra; no podía ser de otra manera.


viernes, 22 de febrero de 2008

A contratiempo


Apelando a la memoria, hubo un tiempo en que las cosas me parecía que sucedían linealmente; aspecto que se reforzaba con la enseñanza tradicional en cualquier escuela del país. Y en ese sentido, tengo datos en mi memoria que hoy tengo muy bien grabados; 1492, el Descubrimiento de América; 1521, La Caída de Tenochtitlán; 1810, El Grito de Independencia –así, un señor literalmente gritando la independencia-; luego Las Leyes de Reforma (cuando Benito Juárez era el bueno y los malos eran conservadores); 1910, La Revolución Mexicana (todos buenos, menos Porfirio Díaz)…y de pronto: La Segunda Guerra Mundial (todos contra Hitler). En la enseñanza siempre parecía como que la Historia tenía un final y la lección se encaminaba a dejarnos la sensación de que “hacía mucho tiempo que eso había pasado” y que ahora ya no teníamos de qué preocuparnos. Puedo encontrar ahora al culpable de esa visión: el historicismo de Hegel.

Peor aún, pasó el tiempo y se acumularon más datos con “nuevas” formas de creer. “Todo comenzó cuando éramos changos o algo semejante, luego aparecieron las tribus y empezaron a pelearse entre ellas. Los ganadores de esas peleas se adueñaban de todo y se hacían poderosos. Aparecían los imperios. Se peleaban contra otros imperios y unos señores se convertían en reyes. Luego la Edad Media, más guerras. Descubrimientos, inventos, Revolución Industrial, Capitalismo…y de pronto; el Comunismo como la solución de todos nuestro males. Por fin todos íbamos a ser felices.” Puedo encontrar ahora al culpable de esa estupidez: Marx.

En esa historia llena de contradicciones, llevadas al absurdo, el Blues sería entonces consecuencia de una relación amo-esclavo. El amo blanco somete al negro y le obliga a ser un simple productor de bienes materiales (algodón, caña, minerales, etc). En consecuencia, el máximo de beneficio es para el amo y las migajas son para el esclavo: determinismo histórico. Así es la historia. Ya vendrán tiempos mejores para el sometido. Ya vendrán, por ejemplo, la Guerra Civil y un siglo después la lucha por los Derechos Civiles. Es cosa de esperar a que necesariamente pasen los acontecimientos. Otra vez la idea de una línea ininterrumpida. Casi todo sucede de forma natural.

En el imposible de que los negros no hubieran llegado a América, de todas formas el Blues se habría buscado su forma de manifestarse ante el mundo. Es un hecho que lo conocemos bajo unas condiciones que marcó el mundo capitalista que le transportó de un lado del mundo (África) al continente americano. Son, lo voy a poner así; condiciones externas que no deben soslayarse. Pero algo mucho más importante, y que desde luego rompe con la idea de la historia contada de la a a la z, es la condición interna de una música que está presente desde tiempos inmemoriales en el “espíritu” del hombre y la mujer con raíces africanas. La Historia del Blues es, sí, un camino sinuoso para sus creadores, pero, al mismo tiempo, un contraflujo, un contrasentido que de cualquier manera encontró salida por y para siempre.


miércoles, 20 de febrero de 2008

Bob Dylan gratis en Zacatecas


La gobernadora del estado de Zacatecas, Amalia García, presentó oficialmente el calendario para el XXII Festival Cultural. Así que confirmado: Bob Dylan se presenta de manera gratuita el 25 de Marzo en la Plaza de Armas de la ciudad.

En palabras de la propia gobernadora, publicadas en la página oficial del estado (www.zacatecas.gob.mx) la buena noticia se hace oficial: «Estarán los Doors, Gloria Gaynor y también un ícono, símbolo para todos los que amamos a los Beatles, que es Bob Dylan, el maestro, que viene a varias ciudades del país, pero seguramente van a ser pocos los que puedan apreciarlo, porque en esas otras partes los boletos son pocos y costosos. Aquí, como siempre, la mayor parte del festival es gratuita, porque queremos que el disfrute de la cultura sea accesible a todo el mundo»…Al término del evento, en entrevista con representantes de los medios de comunicación, ante la pregunta de cuánto se iba a invertir en el festival con presentaciones como la de Bob Dylan, la gobernadora Amalia García dijo que en la pregunta se utilizó la palabra correcta, la de invertir.

«No vamos a gastar, vamos a invertir alrededor de unos 18 millones de pesos en cultura, en convivencia, en atracción de turismo, del que esperamos, por lo menos, una ocupación hotelera de 65 por ciento y una derrama de más de 50 millones de pesos», estableció.

«En el caso de Bob Dylan, su manager y su equipo nos han pedido que guardemos discreción por una razón comprensible, ya que en los eventos de otras ciudades donde él estará se venden los boletos, sin embargo, en el caso de Zacatecas, se trata de una presencia pública que el Gobierno del Estado sufraga, pero que es gratuita para la gente. Vale la pena», declaró.

Un ejemplo contundente para cualquier gobierno, municipal o estatal, que la inversión en cultura reditúa. En dos semanas de Festival, con una inversión de 18 millones de pesos, la derrama esperada es de 50 millones. Argumento financiero irrebatible. Ahora que presentar a Bob Dylan en forma gratuita tiene un valor que supera con mucho la idea de que sólo las cifras son las que marcan las pautas para invertir o no. Por un lado hay un empresario (Sergio Mayer) que legítimamente decide invertir en Bob Dylan y apelar al mercado para obtener un beneficio económico, qué bueno. Pero no todo es posible dejarlo siempre al mercado, y menos en un país con tanta desigualdad. El tema da para más, y no sólo en este caso de cultura y gratuidad en una presentación de Bob Dylan, sino en aspectos mucho más trascendentales como salud y educación. Por lo pronto, contra noticias como balaceras en Torreón o simulaciones como la de que un dictador (Fidel Castro, en Cuba) dice que “ya no más en el poder”, una extraordinaria buena nueva para los zacatecanos y los mexicanos en general: ¡ Bob Dylan en Zacatecas y además gratis !

Nota:
También en la Plaza de Armas; Zoé (13 de Marzo), Jorge Reyes (14), Paquito de Rivera (15), Celso Piña y Control Machete (19), Eddi Palmieri (20), The Doors (22), Cesaria Evora (23), Le Orme (24), Bob Dylan (25)…

sábado, 16 de febrero de 2008

Howlin' Wolf


Fue Charley Patton su maestro en la guitarra y Rice Millar (Sonny Boy Williamson II) en la armónica, y aún con esas cartas de presentación Howlin’ Wolf (Chester Arthur Burnett) nunca alcanzó el nivel técnico de sus mentores, pero en contraparte es su voz y su gran capacidad interpretativa la que le dará su lugar en la Historia del Blues.

Howlin’ Wolf tuvo ese bagaje cultural de la tradición del Delta para exponerlo en la radio (en la KWEM de Memphis), coincide con Sam Phillips (el impulsor de Elvis Presley), se hace conocer en todo el país por medio de los hermanos Bihari en la costa oeste (Los Angeles) y con Leonard Chess (Chicago), y tiene la fortuna cuasi mágica de conocer a Willie Dixon para, en justicia, ser considerado una piedra fundamental del rock and roll. Su trayectoria comienza por los principios de los años treinta y, sin embargo, su primera grabación es hasta 1951. Antes de todo eso, se enlistó durante cuatro años en el ejército (para el tiempo de la Segunda Guerra Mundial) y al finalizar este periodo trabajó en el campo como agricultor en West Memphis. Fue ahí donde, entre 1947 y 1948, hábilmente utilizó sus recursos heredados de sus mentores para exponerlos masivamente en el medio apropiado para la época: la radio. Como consecuencia lógica de darse a conocer por ese medio, el productor y empresario Sam Phillips lo oye e inmediatamente reconoce en Howlin’ Wolf a un diamante en bruto de enorme valor, tanto musicalmente como financieramente.

Quien aprovecha ese potencial al máximo es la discográfica Chess y le graba por fin en 1951. En justicia, es importante reconocer que la sobresaliente voz de Howlin’ Wolf fue extraordinariamente bien apoyada por Willie Johnson en la guitarra, durante los años de la KWEM en Memphis y por Huber Sumlin en el tiempo de Chess Records. Es imposible dejar de mencionar que la influencia de Howlin’ Wolf en bandas como Rolling Stones, The Doors, Electric Flag, Cream, son más que evidentes. Para la década de los años sesenta y ya muy de avanzada la famosa Invasión Britanica (de la cual posteriormente dedicaré algunas entradas), gran cantidad de bandas y solistas nunca dejaron de señalar a Howlin’ Wolf como uno de sus estandartes.

La gran presencia física de Howlin’ Wolf es posible reconocerla en su gran fuerza interpretativa, pero resulta muy didáctico presentar para el caso algunos videos disponibles en You tube que son apropiados para “ver” la intención que marcaba la voz de esta leyenda del blues.






sábado, 9 de febrero de 2008

Robert Nighthawk


Para quienes gustan documentar las historias de las grabaciones, Robert Nighthawk (Robert Lee McCollum) no resulta muy atractivo. También conocido como Ramblin' Bob o Robert Lee McCoy y con poca producción hecha disco, el armonicista, guitarrista y vocalista resulta en cambio un personaje muy interesante de conocer por su gran prestigio que tenía entre infinidad de músicos. La lista es impresionante. Con el símil de un árbol genealógico, Robert Nighthawk seguramente sería el tronco que soporta ramas como Elmore James, Earl Hooker, Muddy Waters, Hound Dog Taylor, Duane Allman (The Allman Brothers Band), Michael Bloomfield…Sus raíces se encuentran en su primo Houston Stackhouse, quien a su vez recibió influencia de Tommy Johnson (el verdadero creador de la leyenda del pacto con el diablo para ser el mejor en la guitarra y no Robert Johnson). Aprendió a tocar la armónica a la edad de 15 años, participó con la Memphis Jug Band y en diferentes ocasiones tocó con Jimmy Rogers y John Lee Hooker durante los primeros años de la década de los treinta.

En una cronología muy compacta, cuando corría el año de 1935, Robert tuvo algunos problemas como consecuencia de un atentado contra su vida, lo que le obligó a cambiar constantemente de nombre artístico para evitar ser reconocido. Fue en ese tiempo cuando grabó junto a Sonny Boy Williamson y Big Joe Williams. En Chicago conoció a Tampa Red, quien quedó gratamente impresionado por la habilidad de Robert en la guitarra. En realidad tanto Tampa Red como Robert Nighthawk se tuvieron mutua admiración, porque la opinión en el sentido de que Tampa Red fue quien pulió el slide de Robert no resulta creíble; al paso del tiempo varios de la lista de nombres que se ha ido mencionando líneas arriba fueron declarando en diferentes entrevistas que el músico de Helena, Arkansas era un caso único digno de seguir. Al respecto Muddy Waters declaró en alguna ocasión: “Nadie más podría desempeñar un slide como él. Ellos piensan que pueden, pero no pueden....Yo no he escuchado nunca a nadie tocar un slide como a Robert Nighthawk.”

Con toda esa trayectoria, es hasta 1948 cuando graba dos cortes para Chess Recors que lo van a inmortalizar en la historia del blues; Anna Lee, de Hudson Whittaker, y Sweet Black Angel, de su autoría; las dos con la participación de Willie Dixon. De ese tiempo (1948) y hasta 1964, el delta del Mississippi, junto a su querida ciudad Helena, lo reciben y lo cobijan con una popularidad muy bien ganada. Y es justo en el 64 cuando en Chicago, durante varios fines de semana, toca su poderosa guitarra en la calle Maxwell, acompañado de Big John Wrencher, Johnny Young, Carey Bell y John Lee Granderson. Sesiones estas últimas que fueron filmadas para un documental y que son un interesante reflejo de un ambiente al que Robert Nighthawk siempre supo entender. De lo bueno poco, pudiera ser la frase apropiada para Robert Nighthawk.

A continuación un acoplado con cuatro cortes del Halcón de la Noche: Prowling Night-Hawk, de su autoría y de donde toma su nombre artístico, Big Road Blues (Tommy Johnson) en compañía de su primo Houston Stackhouse, Anna Lee Blues (Hudson Whittaker, mejor conocido como Tampa Red) y Goin’ Down To Eli’s (Joe Clayton).




Nota: El orden en el reproductor de seeeqpod está con un pequeño error, donde dice Goin’ Down To Eli’s debe decir Anna Lee Blues y viceversa, donde está Anna Lee lo correcto es Goin’ Down

martes, 5 de febrero de 2008

Súper Martes


Después del Super Bowl –la mejor final que he visto en muchos años- hoy es el ¡Súper Martes!: aquí un hombre negro contra una mujer blanca es básicamente el interés. Desde luego, en los dos casos el super show mediático es inevitable. Para el caso del Super Bowl se alcanzó el segundo mayor raiting de audiencia en toda la historia de la televisión en Estados Unidos. Un entretenimiento mediático, hay que reconocerlo, espectacular. Porque a pesar de que una real crisis económica ya está presente en el super país del mundo, el show debe continuar; ahora en el campo de la política partidaria y por supuesto con un garantizado alto raiting. Ni para qué preguntar quién va a ganar; sea Obama o Hillary, no importa, el super establishment será el verdadero ganador. Debería pasar a segundo término si es una mujer o un negro, pero no será así; cualquiera de los dos que resulte vencedor hará historia.

El sistema político de Estados Unidos no desaprovechará la ocasión para decirle al mundo que la democracia está por encima de cualquier cosa; bien, en apariencia. Al respecto, hace unos días en el debate transmitido por CNN entre la senadora Hillary Clinton y su similar Barack Obama alguien del público hizo una reflexión por demás interesante y con un claro destinatario. El televidente lo resumió de la siguiente manera: “tengo 37 años y desde que empecé a participar en elecciones para presidente siempre he visto en la boleta a un Bush o a un Clinton: ¿por qué debo volver a escoger a otro Clinton?” En efecto, los cuatro años en la presidencia de Bush padre, los ocho años de Bill Clinton, más otros ocho de Bush hijo y, ¿por último?, la posibilidad de ocho en el poder presidencial de Hillary Clinton son datos incuestionables. Con esta democracia es imposible extrañar la monarquía.

En una simple definición de Monarquía el diccionario dice así: “Forma de gobierno en que el poder supremo corresponde con carácter vitalicio a un príncipe, designado generalmente según orden hereditario y a veces por elección” (el subrayado es mío). Evidentemente nadie habla de monarquía en el Súper Martes. Nadie se cuestiona la repetición de los mismos nombres en la lucha por los mismos puestos de poder. Cuando menos nadie en las cúpulas de poder –demócratas o republicanos, sin importar si es un negro o una mujer-. Porque para el caso de Hillary Clinton, aquí tengo unas dudas: ¿Hillary estaría en la lucha por la nominación demócrata para la presidencia si no fuera la esposa del presidente Bill Clinton? O dicho de otra manera; George W. Bush sin duda utilizó la influencia de su padre –quien también fue presidente- para llegar al poder. O por último; ¿no se está hablando de que la dinastía Kennedy apoya a Obama? Cosas que son públicas y que no necesitan un gran ejercicio de reflexión.

A pesar de todo ello, digno de un buen film hecho en Hollywood, es alentador dejar atrás la depresión causada por la dinastía de los Bush y pensar que el poder en el país más poderoso del mundo pudiera estar en manos y cabeza de una mujer blanca –la primera mujer, por cierto, aunque sus electores en la práctica aprueben una monarquía disfrazada-. O mejor aún; el primer presidente negro. ¿Quién lo pudo haber escrito mejor?

sábado, 2 de febrero de 2008

The Same Thing


En el desfile de nombres en la Historia de la Música de Blues, y estoy seguro que también para otros géneros, la utilización de los adjetivos para describir o calificar a los diferentes autores o intérpretes siempre deberá asumir el riesgo de no ser lo suficientemente justo o en el extremo contrario, exageradamente puntualizado.

No faltarán apelativos como extraordinario, magnífico, inigualable, estupendo, prodigioso, fenomenal, etc, etc. Palabras que pueden tener un significado distinto en dos personas al mismo tiempo. O palabras que algunas comentarán como exageradas, desproporcionadas. En cualquier caso, sin importar los calificativos, tanto los compositores como aquellos que tenemos el privilegio de escucharlos somos “huellas dactilares” que no repetimos la experiencia siempre igual; el primero se recrea en su obra y los segundos nos regocijamos con la obra; volver a producir o gozar algo nuevo con aparentemente lo mismo. Así lo dice Josefa Lacárcel Moreno (Psicología de la música y emoción musical, Eduacatio, n.º 20-21. Diciembre 2003 pág. 221-222): “Pero es importante que seamos conscientes de que a nivel individual, existe un cerebro irrepetible, diferente y distinto en cada uno de nosotros, que recoge en su estructura y funcionalidad toda la historia personal, biográfica, genética, biológica, cultural y social, que lo ha moldeado y desarrollado diferenciándolo del resto. Cuando cantamos o interpretamos alguna obra musical, tocamos o improvisamos en un instrumento, componemos, escuchamos ... en definitiva, cuando pensamos y actuamos sobre sonidos, nuestra red de neuronas se amplía con una serie de conexiones únicas, distintas a todas las demás, que podrían definirse como los “engramas” o huellas dactilares a las que ha dado lugar nuestra actividad musical.”
”La música considerada como arte, ciencia y lenguaje universal, es un medio de expresión sin límites que llega a lo más íntimo de cada persona. Puede transmitir diferentes estados de ánimo y emociones por medio de símbolos e imágenes aurales, que liberan la función auditiva tanto emocional como afectiva e intelectual. Escuchar y “hacer” música desarrolla la sensibilidad, la creatividad y la capacidad de abstracción o análisis. No sólo cumple una función estrictamente educativa cuando hablamos de aprendizajes musicales, sino que también cumple otros fines. Nos propicia a descubrir nuestro propio mundo interior, la comunicación con “el otro” o “los otros” y la captación y apreciación del mundo que nos rodea.”

Palabras que pueden correr el peligro de hacerse pequeñas y desaparecer ante el intento de fijarlas en una posición. Apreciar parte del mundo interior de cualquier compositor o intérprete es buscar, y en el mejor de los casos encontrar, en nosotros mismos; recuerdos, emociones, sensaciones que no tienen límite. Es entonces válido utilizar algunas palabras como un homenaje con la “única” intención de expresar gratitud por el gozo causado una y mil veces por los momentos irrepetibles de escuchar y volver a escuchar, aparentemente, engañosamente, lo mismo.