domingo, 24 de mayo de 2009

Santiago Levy propone lo posible


Hace algunos años aquí en Gómez Palacio había una planta armadora de autos de la marca Renault. De ese tiempo (tal vez 1994 o 95) tuve la fortuna de contar entre mis clientes algunos empleados franceses, quienes laboraban en la planta. En varias ocasiones, más allá del simple trato comercial, logré tener algunas charlas interesantes con algunos de ellos. Por cierta circunstancia le pregunté a un joven francés, no recuerdo su nombre, acerca de su opinión de México; qué le parecía nuestro país, o cuando menos la parte que podía conocer. Él me contestó más o menos en estas palabras algo en apariencia muy sencillo pero digno para la reflexión: en Francia también la vida es difícil, pero ustedes aquí están llenos de incertidumbre. Básicamente él se refería a la inestabilidad laboral y los salarios poco atractivos, desde su punto de vista; "con eso no hay futuro", recuerdo claramente su sentencia. Y el futuro llegó.

Cuando queremos comparar nuestras miserias con el vecino del norte hay muchas maneras de hacerlo humillantemente. Una de ellas es envidiar que los residentes legales y sus ciudadanos tienen derecho a un seguro de desempleo. En México poca gente se plantea con seriedad y argumentos sólidos la posibilidad real de tener también un seguro de desempleo para todos los trabajadores. Es decir, ir eliminando las incertidumbres y en consecuencia conquistar beneficios individuales, sociales y como Estado.

No hay ningún partido político con ideas claras de cuál es su intención para solicitar el voto de los mexicanos, ahora que por estos días se supone están en campaña y están obligados a presentar propuestas. En concreto; no hay partido político que con propiedad ideológica piense en el beneficio de México. Es una maldita verdad saber y comprobar que el interés exclusivo para la gran mayoría de candidatos es beneficiarse individualmente hasta donde les sea posible.

Hacernos entre todos un México diferente al que nos han mal acostumbrado parece cosa de primer mundo o cercano a lo imposible. Y no es así, o cuando menos no debiera ser así. Santiago Levy Algazi (subdirector del Banco Interamericano de Desarrollo y ex director del IMSS) publicó un libro titulado Good Intentions, Bad Outcomes (hasta ahora sólo en inglés) con la propuesta que, desde mi punto de vista, se la tendrían que estar peleando los remedos de políticos que malamente tenemos.

Qué pensaría el grueso de los electores si alguien propone un sistema de seguridad social radicalmente diferente al actual, en donde todos los trabajadores (asalariados, autoempleados; formales o informales) tendrían garantizado seguro médico, seguro de vida, pensión para el retiro, seguro por discapacidad. ¿Estaría dispuesto el electorado a respaldar la posibilidad de contar con seguro de desempleo, como en Estados Unidos, y además obligatorio para cualquier trabajador asalariado? ¿Dónde están los candidatos invitándonos a votar por ellos para, por el simple hecho de ser ciudadano mexicano, tener un ingreso económico garantizado o renta básica, es decir; transferencias directas al ingreso, ya sea en forma mensual, semestral o anual? Cuál partido político nos está proponiendo eliminar las contribuciones obrero patronales (IMSS, INFONAVIT) para destinarlas al ingreso real del trabajador. Quién de los candidatos le está explicando a los empresarios cómo incentivar la creación de empleos productivos desapareciendo impuestos como el IETU o el de la nómina a cambio de eliminar la informalidad. Nadie en la clase política mexicana está haciendo lo que por obligación sería su chamba; explicar cómo pagar el costo para recibir el beneficio de implementar esas y otras propuestas, todas con perfil de urgente y necesarias para encontrar el camino al crecimiento. En síntesis: pensar que convivir en un país con certidumbre es posible.

Aunque el libro de Santiago Levy no ha sido traducido al español, el entusiasmo que de manera personal me provoca tiene su origen en las lecturas de diferentes entradas publicadas por Andrés Lajous* en su blog (quien incluso se aventura más allá de la propuesta de Levy e impulsa el debate para lograr establecer en México el Ingreso Ciudadano Universal), así como la entrevista publicada al autor de Good Intentions, Bad Outcomes en la revista Nexos. Por mi parte encontré en la red este pdf, de autoría del propio Santiago Levy, que detalla con información más técnica desde el punto de vista de los especialistas en economía y política social pero que sin embargo es fácilmente comprensible para el lector común no experto en la materia (como yo).

Con la clase política mexicana que tenemos el asunto es claro: ellos ganan, todos los demás mexicanos perdemos. A la pregunta de que si debe generalizarse el impuesto al valor agregado (el IVA) para alimentos y medicinas algunos legisladores lo rechazan en automático para justificar con ello su defensa a favor de los más necesitados y desprotegidos. Otros en cambio, de inmediato sacan sus garras para afilarlas y pretenden hacer cuentas alegres para suponer que los problemas fiscales del país quedarían resueltos de una vez por todas con IVA parejo. Los primeros reconocen que los ingresos fiscales son insuficientes pero no son capaces de proponer mecanismos para solucionar el problema. Los segundos sólo aplauden la parte recaudatoria de aplicar IVA a alimentos y medicinas pero no comprometen la justa redistribución social del impuesto.

Una vez más, tomando al propio Santiago Levy, éste nos propone dejar de pelearnos con el nombre de los impuestos. Explica que hoy el trabajador ya paga por medio de obsoletas cuotas obrero patronales el dichoso y satanizado IVA. En una parte de la entrevista que Nexos le realiza al economista, éste contesta de forma muy explícita: hacer a un lado el IVA y hablar en cambio por una contribución para los derechos sociales universales. En donde: “Los recursos no se podrían usar para cualquier cosa. El Congreso no le diría a los ciudadanos: ‘Legislaremos un aumento permanente de sus impuestos al consumo, pero confíen en nosotros, haremos buen uso de ellos’. El Congreso le diría a los ciudadanos: ‘Legislaremos un aumento permanente de sus impuestos al consumo y, en paralelo, legislaremos que esos recursos se destinen a garantizar a todos los trabajadores una pensión de retiro, un seguro de salud, un seguro de vida y un seguro de invalidez; además, legislaremos los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para que todos tengan la certeza de que ése es el único destino de esos recursos. Al mismo tiempo, legislaremos una reducción de los impuestos al trabajo para fomentar la creación de empleos productivos e impulsar el desarrollo de las empresas’.

El señalamiento en el sentido de que el IVA es un impuesto regresivo y que su implementación afectaría los ingresos de los más pobres no se soslaya en la propuesta de Santiago Levy. Me gustaría dejar aquí por el momento simplemente lo siguiente en palabras del propio Levy: “Coincido con los expertos y precisamente por eso, como parte integral de la propuesta, propongo que se legisle un subsidio directo en dinero a todas las familias, equivalente a los impuestos al consumo que pagaría una familia ubicada en el tercer decil de la distribución del ingreso, de forma tal que el impacto de la propuesta sea de hecho redistributivo para las familias de más bajos ingresos. Quiere decir que todos pagan impuestos en proporción a sus ingresos, pero los beneficios que se financian son iguales para todos, independientemente del nivel de ingresos. El subsidio propuesto implica regresar dinero a todos, lo cual simplifica mucho la operación, pero a los pobres más de lo que pusieron, y a los ricos menos. Para ponerlo en pesos y centavos, a los ricos, que consumen más, les quitamos 10 pesos y les devolvemos 50 centavos. A los más pobres, que consumen menos, les quitamos 25 centavos y les devolvemos también 50. Además, todos reciben un subsidio al ingreso cuyo efecto es, por un lado, aumentar la capacidad de consumo de los hogares del país de los tres deciles más pobres; y por el otro, hacer tributar de forma progresiva a los demás.”

Si para algo bueno sirve escribir en los blogs, espero generar inquietud en alguien para conocer más a fondo propuestas como el Ingreso Universal Ciudadano o Contribuciones para los Derechos Sociales Universales y lograr en algo participación y presión social hacia un cambio que más temprano que tarde nos quite a todos ese individualismo que nos tiene donde nos tiene: tenemos que pensar en colectivo y para el colectivo. A algunos de nosotros no nos corresponde resolver los cómo; pero estamos obligados a decir se puede. Que la discusión no se limite a cómo solucionan los políticos su problema de ingresos: que el tema sea qué es lo mejor para todos aquí en México.

*Dos ligas que recomiendo leer: artículo en Nexos y La propuesta Levy.
Aquí la entrevista completa de Nexos a Santiago Levy y aquí una entrevista hecha por Carlos Puig en W Radio.

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