De la música pop de los años sesenta se pueden recordar diferentes bandas que tuvieron la fortuna de contar entre sus integrantes talentos individuales que en conjunto fueron capaces de aportar a la historia verdaderos hitos. El ejemplo más reconocido es la suma de aptitudes entre John Lennon, Paul McCartney y George Harrison. Con el paso de los años el recapitular sobre la música popular, particularmente en el rock, casi siempre se ha convertido en un simple ejercicio de primer reconocimiento. Nombres como Led Zeppelin, Deep Purple, The Doors, The Beatles, empiezan a obstaculizar la presencia por demás sobresaliente de otras bandas. Y es precisamente con el nombre aparentemente apocado de
La buena música trasciende los tiempos, pero no siempre sigue siendo expuesta y por desgracia no sobrevive en un mundo globalizado y saturado de información. Canadienses de Ontario y contemporáneos de los Beatles, Richard Manuel, Garth Hudson, Rick Danko, así como Levon Helm (Marvell, Arkansas) son nombres alejados de la fama a pesar de ser protagónicos de un documental que sirve de ejemplo para los estudiantes de cine en su aprendizaje sobre la producción y realización de conciertos de música rockera.
El director de ese documental es, nada menos, Martin Scorsese y el film es The Last Waltz (1978). También participan Neil Young, Eric Clapton, Van Morrison, Bob Dylan, Muddy Waters, Ringo Star, Joni Mitchel, Paul Butterfield, Neil Diamond, Ronnie Hawkins, Dr John, The Staple Singers, Ron Wood y Emmylou Harris. Pues a pesar de toda esta pléyade de conocidos y en conjunción con el generador de la idea del documental Robbie Robertson el film es poco conocido e incluso poco valorado creativamente tanto en el aspecto cinematográfico como en el terreno musical no por la crítica o los melómanos del género, sino por aquel público enclaustrado en lo mismo de siempre.
Dentro del film ningún momento es desperdiciado. Con la intención de que nadie supere a nadie, todos los personajes están en un punto de flotación o levitación que se percibe en la fuerza de cada interpretación, tanto de los invitados como de
30 años después (el concierto de despedida fue el 25 de Noviembre de 1976 en el Winterland de San Francisco) es posible conseguir el DVD de renta en esa trasnacional de todos conocida. Siendo el caso de que alguien quiera volver a ver el documental o que por primera vez lo haga dos recomendaciones muy especiales: 1) Escucharlo a todo volumen –sugerencia del mismo director- y 2) No permitir ningún tipo de interrupción; si la abuelita, el niño impertinente, los amigos ignorantes, o cualquier intruso desconocedor del asunto osa molestar, entonces se hace necesario e imperioso mandarlos mucho a chiflar a la loma. No es para menos, The Last Waltz es una obra maestra del cine.
Ficha técnica:
Enlaces para videos del film:
The Band with The Staple Singers (The Weight)
It Makes No Diference
I Shall Be Released
The Band with Bob Dylan (Forever Young / Baby, Let Me Follow You Down)
The Band with Van Morrison
The Night They Drove Old
1 comentario:
Buen post. Un grúpo (The Band) del que no había escuchado múcho, pero tras ver el citado documental y comprobar que sus miembros sudaban rock por los cuatro costados, pronto colmé ésa laguna. Un gran documental y un gran concierto
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