jueves, 31 de enero de 2008

Atahualpa Yupanqui

Insisto, Argentina tiene varios orgullos nacionales. Hoy hace 100 años "Don Ata" nació en Pergamino -provincia de Buenos Aires-.





sábado, 26 de enero de 2008

Bukka White


Hay varios ejemplos en la historia de la música de blues que se prestan para un guión cinematográfico en donde se cumple lo inverosímil; negros sumidos en la pobreza, muchos de ellos con problemas ante la ley e incluso recluidos en la cárcel, son lo suficientemente hábiles para conseguir fama y fortuna producto de un “don” especial –para el caso “hacer” música-. El sueño americano hecho realidad. Después el mundo entero, cuando menos el que gusta del rock, y por si fuera poco, de raza blanca en su mayoría, rindiéndoles reconocimiento y homenaje.

Nombres ya he mencionado en post anteriores, pero habrá que agregar a esa lista de candidatos para héroes de película el de Booker T. Washington White. Primo de B.B. King y mejor conocido como Bukka White, el guitarrista y también vocalista cumple con ese estereotipo de los bluesmen convertidos en figuras individuales.

A Bukka White se le puede ubicar en diferentes etapas dentro de su trayectoria artística. La primera corresponde a la formativa dentro de lo que hoy se reconoce como el Delta Blues; un compositor con su guitarra campirana y con temas íntimamente relacionados con una cruel realidad personal: la prisión y la vida en el sur del río Mississippi con sus condiciones sociales de lamentables desintegraciones familiares. Blues como la expresión de una realidad compleja. Esa fue la temática para Bukka White en sus grabaciones –no en gran cantidad- que fueron recopiladas hasta mediados de los años treinta. Antes de ello, Bukka White no sabía si utilizar su cuerpo para dedicarse al box o jugar béisbol. Por sus primeros veinte años de vida el interés de tocar la guitarra sólo tenía la noble intención de conquistar mujeres. En eso andaba cuando conoció a la que sería una de las máximas leyendas de la guitarra en el blues: Charley Patton.

En su segunda etapa, Bukka White adquiere relevancia tanto como acompañante de Big Bill Broonzy, Bo Carter, Tommy McClennan, Big Joe Williams, Memphis Minnie o Washboard Sam, así como con el hecho de que deja una grabación para Lester Melrose que se convierte en éxito (Shake 'Em on Down) antes de que ingresara a la prisión durante un lapso de tres años. Al término de su estancia en la prisión estatal de Mississippi (1940), Bukka White regresa a Chicago para volver a grabar un total de 12 temas y posteriormente desaparecer del mundo alrededor de la industria del disco.

Es hasta 1963 cuando Bukka White se reincorpora al ambiente musical, al cual regresa en buena forma y con entusiasmo. Bob Dylan es uno de sus impulsores. El “oso” White, como algunos cariñosamente le decían, supo beneficiarse con el blues revival de los años sesenta aunque su máxima creatividad haya quedado registrada en su etapa coincidente con los años de prisión. Su estilo melódicamente simple pero rítmicamente complejo lo ubican como un grande de la guitarra slide que el mismo B.B. King reconoce como parte de su influencia.

Con Aberdeen Mississippi Blues, un corte posteado en un comentario anterior (Delta 3) sumado a tres tracks insertados aquí (Shake Em' on Down, Good Gin Blues y Drunk Man's Blues) se puede tener un breve recorrido por la aportación de Bukka White al blues.


lunes, 21 de enero de 2008

Washboard Sam


En el blues cada músico toma del género pequeñas similitudes y las adapta a su particularidad, un excelente ejemplo de ello es Washboard Sam (Robert Brown), quien utilizó la conocida batería de los pobres para destacar significativamente. La tal batería es en realidad una tabla de lavar con su lámina acanalada ingeniosamente conformada para utilizarla como un instrumento ideal en la percusión (en inglés washboard). El instrumento puede parecer cosa para niños, pero es necesario tener ese ritmo que algunos músicos como Washboard Sam son capaces de sentir y transmitir en sus interpretaciones y entonces se entiende que la aparente sencillez no es tal. Hacer armoniosos los movimientos corporales, precisos, para darle sentido al tiempo en la composición y que el escucha “sienta” el ritmo; de eso se trata ejecutar con éxito el washboard. Decirlo es fácil, llevarlo a la práctica no.

Washboard Sam fue medio hermano de Big Bill Bronzy, lo cual le abrió el camino para salir de las condiciones de pobreza que le rodeaban en Memphis; lugar en el que tocaba blues a cambio de poco dinero. Después de esos años difíciles en los que hacía música en la calle, Washboard Sam pasó a formar parte del grupo de Lester Melrose en Chicago y con ello tener la oportunidad de acompañar, por supuesto con el washboard, a Big Bill Bronzy, Memphis Minnie, Tampa Red, Bukka White, Jazz Gillum y Memphis Slim. Además de ejecutar la sección rítmica con su característico instrumento, también solía aportar talento con su poderosa voz. De 1935 hasta el tiempo en que finalizó la Segunda Guerra Mundial, Washboard Sam gozó de fama tanto entre el medio de la industria disquera como con el público aficionado al género. Desde luego hubo otros ejecutantes del washboard, pero quien más destacó fue Robert Brown.

Con la fuerte transición del sonido acústico al sonido eléctrico (mediados de los cuarenta), Washboard Sam tuvo dificultad para acomodar su instrumento y ser tomado en cuenta. Es hasta el tiempo de los primeros años de la década de los sesenta cuando, por iniciativa de Willie Dixon y Memphis Slim, principalmente, que se revive la música de varios excelentes intérpretes, entre ellos el mismo Washboard Sam. De su discografía encontré varios tracks que se pueden escuchar en la red, incluso en la entrada con la nota de Big Bill Bronzy se puede reproducir Diggin’ My Potatoes y All By My Self (en co-autoria). Firmados exclusivamente como Robert Brown aquí dejo como muestra dos tracks muy alegres y rítmicos; Mama Don’t Alow y Who Pumped The Wind In My Doughnut.


sábado, 19 de enero de 2008

Gómez Palacio Coahuila: ¿cómo?


Leer la nota del miércoles 16 de Enero de este año en la página 32 del diario Express de la Opinión Milenio (de Torreón, ojo, Coahuila) en su sección de Deportes es para entender que el humor forma parte importante de la vida. Así que un saludo muy afectuoso para Alejandra Rivero Aguilar –editora- e igualmente para Carlos Hernández Castrejón, ¿responsable? de la nota titulada: Ludueña NO SE CONFIA.

Y efectivamente; no hay que confiarse. Cualquier blog también está en la mira de los lectores. La gran diferencia es que un blog tiene la ventaja de utilizar herramientas de edición aun después de su publicación lo cual hace menos complicada la cuestión de los horrores, sean de estilo, ortografía o sintaxis. Ventaja imposible para la prensa escrita. Lo hecho, hecho está.

Para empezar, habrá que recordar que el Santos es un equipo de fútbol identificado con toda la Comarca Lagunera, tanto en su región del estado de Coahuila como en el estado de Durango. Para quien no conozca está parte desértica del mundo hay un lecho de un río seco conocido como Nazas que divide a dos estados y dos ciudades circunvecinas; Torreón, Coahuila y Gómez Palacio, Durango. Pequeña acotación que sirve de pretexto para dejar un sentir de algunos seguidores del Santos: también los aficionados que pagan boleto, originarios de Gómez Palacio o Lerdo (Durango) son bienintencionados santistas. No sólo el Santos representa a Torreón. Quizá el error del reportero se debe a que actualmente el equipo hace sus prácticas de entrenamiento en un lugar conocido como Santa Rita, en Gómez Palacio e inconcientemente también quiso apropiárselo para Coahuila.



Geografía elemental que un niño de la sección maternal de cualquier kinder de la región empieza rápidamente a comprender. “Pasando el puente es Torreón. De este lado es Gómez”. O tal vez lo cosa sea más complicada de entender para editora y reportero, porque uno empieza a dudar de la sanidad mental de los dos cuando se mira la siguiente línea: “…ahora hay (sic)trabajar fuerte para buscar (sic) ñero…” Hasta el editor de Word me pone subrayado en rojo ¿ñero? Luego, no muy lejos, más bien pegadito, se lee: “Fernando Arce, al respecto mencionó Ludueña (sic) que se trata de un jugador importante que seguro va aportar (sic) cosas buenas al equipo y que se ha venido acoplando muy.” Muy, muy se creen el reportero y la editora que piensan que tenemos la obligación de entender lo que, como dice un clásico, “lo que ellos quisieron decir…”





Leyendo la nota benévolamente cualquiera puede defenderlos y decir que son “gajes del oficio”. Pero la verdad ya son ganas de molestar cuando algunos futbolistas “guerreros” –ése es su nombre de batalla-, en la pluma del reportero son reducidos a retrasados mentales. “No se sabe cómo nos jugar el sábado…”, pero de inmediato regresa la confianza para el lector cuando se lee: “pero eso no nos interesa” Ah! bueno, no se juega con la lengua, se juega con las piernas.



Estos dos profesionales de la prensa escrita son verdaderos fanáticos de nuestro prócer Cantinflas. Para no seguir haciendo leña, aquí dejo una muestra de lo que hasta la Real Academia ha reconocido como una forma de hablar, cosa que Alejandra y Carlos lo llevan a la práctica en un pequeño homenaje a Mario Moreno: “Arce viene a fortalecer la media cancha, (sic) del equipo (sic) y pues no se sabe quien (sic) va a jugar, y el que lo haga esperemos que lo haga de la mejor manera…” Sí, por favor que lo haga, que lo haga; esa media cancha con un redactor así quedó partida por todos lados. En ese caso hoy Cruz Azul puede estar tranquilo; juega contra deficientes mentales.

jueves, 17 de enero de 2008

Carmen Aristegui contra el país de las maravillas


"Ésto no es un sueño"

La salida de Carmen Aristegui del noticiero Hoy por Hoy de la W-Radio por enésima ocasión remarca un problema que actualmente tiene México en diferentes ramas de la industria –y desde hace varias décadas-, en este caso de la comunicación: la excesiva concentración de las estaciones radiofónicas y televisivas en unas cuantas manos.

Que la empresa W-Radio rescinda el contrato con Carmen Aristegui lo puede hacer porque así lo marca su interés comercial. Todos los que justifican su existencia en base a números negros de los estados contables ya podrán estar contentos porque la “razón” económica está por encima de cualquier cosa; eso no se discute, dirán cínicamente. Luego entonces, el problema de esa deficiente distribución de los medios de comunicación –no para los dueños- se carga con todas sus pérdidas para todos los periodistas y radioescuchas que no tienen opción dentro del modelo de concentración en el espectro radiofónico mexicano. ¿Quién paga las consecuencias? ¿El público de Carmen tiene alguna forma de reclamar su derecho para escucharle a ella o a otro periodista, cualquiera que fuera su línea editorial? ¿Dónde queda el derecho a la información real? No el de ficción, que a todas luces está en letra muerta.

Porque en cosa de sumas y restas (lo corporativo pues, la empresa versus lo individual), en ese terreno la cosa está así: Mario Marín sigue de gobernador en Puebla; a Lydia Cacho le cerraron la puerta en la Suprema Corte; Felipe Calderón tiene arreglos políticos con Elba Esther Gordillo; Televisa y el grupo Prisa español son socios en W-Radio pero competencia en otros rubros; los anunciantes compradores de espacios publicitarios siguen rechazando la crítica con tinte político –hay que vender, sí, pero sin molestar al patrón-; los pederastas siguen tan campantes; la familia Fox-Sahagún en la impunidad…y Carmen Aristegui, al menos por ahora, no tiene ya ese espacio de expresión y su público tiene que tragarse el coraje. Todas las restas son para el simple ciudadano. Las sumas, en cambio, son para esa complicidad imposible de negar entre medios y Estado. ¿O acaso alguien con un mínimo de sensatez piensa que Carmen Arestigui sale de W-Radio porque así es la vida? No. La retiran, le quitan el espacio, para que el señor todopoderoso (aquí cada quien puede poner el nombre que más desee; dueño de estación, señor presidente, señor secretario: el resultado es el mismo), el señor haga patente su clara intención de controlar todo lo que suene a masivo; televisión, radio, prensa, cine… ¿Es una exageración? Tal vez, pero ahí está un dato: 11 familias controlan el total de 1,488 estaciones de radio en todo el país. ¡Viva la democracia!

miércoles, 9 de enero de 2008

Con concuidado



Para el Deivid

“Deja que camine solo
¡qué sea fuerte!
¡qué no llore!”

Con concuidado.

Mejor sólo camina,
sin prisa
con concuidado
con fuerza
con llanto;
¿por qué no?

¿Quién puede solo?
¿Quién tiene todo?
Vale la memoria,
vale el recuerdo
no hay todo.

Hay hombre; eso sí.
Hay niño; eso sí,
pero nunca todo.

Del inventario
reorganiza:
con concuidado

Todas las palabras
son ficción.
Olvida caminar solo,
olvida ser fuerte
olvida no llorar

Piensa;
con concuidado.

domingo, 6 de enero de 2008

Memphis Minnie


El bluesman es la regla, la excepción que la hace cumplir –cuando menos en el tiempo de los años veinte o treinta del siglo pasado- es la blueswoman. La más sobresaliente mujer que se destacó por romper con la norma casi imperante en el blues fue Lizzie Douglas, mejor conocida como Memphis Minnie.

La mujer en el blues de aquellos años casi era confinada a interpretar con su voz, y siempre acompañada por hombres en la guitarra, pero sobretodo el piano, en lugares destinados al vaudeville. Es esa imagen de la cantante negra –de extraordinaria voz- ubicada en tugurios de mala muerte y dominados por el hombre tanto en el mundo del negocio como en el plano artístico-musical. Es esa imagen que el cine explotó muy eficazmente durante mucho tiempo. No es el caso de Memphis Minnie, quien a pesar de no ser la pionera blueswoman, si fue quizá una de las primeras que se presentó en el ambiente con una gran calidad en su guitarra y con una destacada voz, además de escribir textos para sus canciones con la norma que los “hombres” sabían reconocer.

Es mucho más importante Memphis Minnie como parte de una generación que logró pasar del blues rural, con todo y depresión económica y migración del sur al norte, al blues de la preguerra mundial y al blues de Chicago que simplemente ubicarla en la parte anecdótica de la mujer que se “puso los pantalones”. Memphis Minnie toma distancia de la vieja guardia –Charlie Patton, Blind Lemmon Jefferson, Son House, Blind Blake- para integrarse al grupo de Big Bill Bronzy o con Washboard Sam quienes supieron adaptarse al cambio y participar en los nuevos tiempos que impuso el género.

En uno de sus matrimonios –no está totalmente claro si es el primero o el segundo- hizo un gran dúo con otro músico: Kansas Joe McCoy –uno de aquellos que pertenecían al clan de Lester Melrose-. Fueron alrededor de seis años de una productiva carrera en conjunto; de los mejores dúos en la historia del blues. Pero tan sólo es una parte de su carrera, porque en solitario también demostró su gran talento que no dependía del matrimonio en turno.

John Fogarty y Bonnie Rait reconocen en Memphis Minnie gran parte del origen de sus influencias musicales. Y hablando precisamente de influencias y reconocimientos está el clásico When The Levee Breaks con Led Zeppelin que aparece en el mítico álbum cuatro del grupo inglés, de autoría original de Memphis Minnie -es erróneo suponer la co-autoría con Joe McCoy, quien sólo la interpretó en el tiempo en que figuraban como pareja artística-. Justamente esa canción es parte de los tracks aquí expuestos así como en primer lugar un acoplado con tres composiciones: Squat It (Memphis Minnie), Drunken Barrel House Blues (Kansas Joe McCoy) y Hoodoo Lady, firmada con el nombre de casada Minnie McCoy.